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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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Efectos sonoros de pánico. Operativo limpio. Ni un rasguño. Gobierno y Parlamento humillados.«En el día de hoy, cautivo y desarmado...» El supuesto anticonstitucional máximo estaba servido.Perfecto.«En aquel momento se manejaban varias hipótesis. Elegimos la que resultaba menos peligrosa. Eslo único que puedo decirte», fue la respuesta del comandante Cortina a su antiguo profesor, elteniente coronel José Romero Alés, que le visitó en Campamento, donde estaba detenido durante losjuicios, y le preguntó cuál fue el papel del CESID en el 23-F. [5]Y el mismo Cortina, cerebro gris del CESID, dirá posteriormente:Interesaba quitar a Suárez, porque el Ejército estaba muy irritado y podía irrumpir dando un golpemilitar involutivo, con retroceso, incluso con anulación, de la democracia. Había varios planesgolpistas en el ambiente desde hacía tiempo. La dimisión de Suárez fue un buen paso. Pero al no seraceptado Calvo-Sotelo, a pesar de su respetabilidad personal, su adecuado programa de Gobierno ylas connotaciones de su apellido, que ya salió por los pelos entre los de su partido y luego pinchó enla primera votación de su investidura, se pensó que convendría sustituirle antes de que aparecieraalguien que aglutinara mayor respaldo en el Parlamento, que es a fin de cuentas donde se hacen lasleyes para gobernar. Armada era una figura sobre la que había cierto consenso. Y eso es lo que seintentó. [6]Al filo de las cinco de la tarde del 23-F fueron acudiendo a El Pardo los mandos de las brigadas yregimientos dependientes de la DAC Brunete. Reunidos en el despacho del jefe de la división, elgeneral Juste Fernández, aguardaban novedades. También Juste, avisado con urgencia cuando viajabahacia Zaragoza para las maniobras en San Gregorio, había regresado sin saber qué ocurría. Entre lospresentes estaba un extraño invitado, el general Torres Rojas. Juste se preguntó qué hacía allí. Habíamandado hacía poco la Brunete. Implicado en ciertas maquinaciones conspirativas, fue destituido ydestinado a A Coruña. Cuando ya estaban todos, se puso de pie el comandante Ricardo PardoZancada y les comunicó lo que Milans del Bosch le había transmitido el día anterior en Valencia:—A partir de las seis de esta tarde, se producirá en Madrid un hecho sonado de extrema gravedad,que se conocerá por la radio y la televisión, y desencadenará reacciones diversas del Ejército... Nohabrá más remedio que garantizar el orden y la seguridad de la I Región... La III Región ya está listay preparada, y el teniente general Milans probablemente declare allí el estado de excepción hasta quela situación se reconduzca. El general Armada, como director técnico de la operación, estará a partirde las seis en La Zarzuela junto al Rey para impartir las instrucciones precisas, porque todo se harácon el conocimiento y el consentimiento del Rey.El general Juste retuvo tres datos como grabados a cincel, «a partir de las seis», «se conocerá porla radio», «Armada, en La Zarzuela».En cuanto el transistor de mesa emitió el desconcierto, los gritos y los tiros del asalto al Congreso,Juste, sabiendo que en aquel despacho había gente hostil a él y decidida a secundar a Milans, vencióel miedo a que le laminasen allí mismo y dijo en voz alta: «Bueno... esto ya ha explotado... lo del 36también era para cambiar en unas horas toda la situación... ¡y tuvimos tres años de guerra civil!...Ahora, voy a llamar a Armada, a La Zarzuela.» Lo intenta. Pide hablar con Armada. En la centralitade palacio no saben nada del general Armada. Solicita que le pongan con Sabino Fernández Campo.«Ha subido al despacho del Rey.» «Pues que le den recado de mi llamada, por favor.» Vuelve aintentarlo minutos después, pero la línea civil, de Telefónica, está saturada con La Zarzuela.

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