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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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—No hay ningún hueco, está todo ocupado. —Sabino fue a buscar la agenda de visitas, «el libro»,en el argot de la Casa, y le mostró al Rey que esa página estaba completa.—Pues quita a alguien y pon a Alfonso Armada.—Podríamos aplazar la visita de don Alfonso de Borbón y Dampierre, que estaba para las 10.30.A Armada le pareció que «Sabino ponía pegas y fue el Rey quien tuvo que insistir». Y así locorroboró Sabino más adelante. «Quité al primo del Rey y calcé ahí a Armada, porque el Rey queríay me insistió.»Al parecer, la conversación era importante para Armada y para el Rey.El Rey quería decirle a Armada que su «operación» había terminado. No debía seguir.Leopoldo al Rey: «Haré lo distinto de lo que hizo Adolfo»Ese mes de febrero estaba como convulsionado por sucesos importantes. ETA había mantenidosecuestrado durante siete días al ingeniero José María Ryan, de la central nuclear de Lemóniz, ydespués le había asesinado. La estancia de los Reyes en Euskadi coincidió con el secuestro. ElCongreso de la UCD, como un zoco de mercachifles políticos, al fin se pronunció mayoritariamentepor la candidatura de Calvo-Sotelo. Sin entusiasmo, pero con sentido práctico. Y eso predeterminabael resultado de las consultas regias.El día 9, el Rey mantuvo una conversación exploratoria con Calvo-Sotelo, pero partiendo ya deque era «el candidato»... salvo que las Cortes no le dieran la confianza. Alfonso Guerra habíaempezado a sugerir —poco después lo declararía públicamente— que «el PSOE no descarta enmodo alguno una moción de censura contra el señor CalvoSotelo, si resultara investido presidente».La situación era pues muy fluida, nada estable.El programa de Gobierno de Leopoldo pretendía ser «no sólo distinto, sino lo distinto de lo quehizo Adolfo». Definir una política exterior occidental, integrada en la Comunidad Europea yformando parte de la OTAN. Emprender medidas de lucha contra la inflación. Liberalizar laeconomía para que dinamizara la producción y las exportaciones, a fin de desahogar nuestra balanzade pagos. Forjar un concierto con los agentes sociales con el objeto de establecer cierta moderaciónsalarial que permitiese crear nuevos puestos de trabajo, pues la tasa de paro era muy alta. Y aprobarunas leyes, pactadas con la oposición, para armonizar el Estado de las autonomías salvaguardandolos tres principios constitucionales: unidad, igualdad y solidaridad.Entrando ya en la letra menuda, pero muy importante por exigencias washingtonianas, urgíarenegociar el tratado bilateral con Estados Unidos, la utilización de las bases militares en territorioespañol, «aunque eso convendría verlo ya con la perspectiva de la integración de España en laOTAN: España no debe ser un mero alquilador, y también habría que apretar a Estados Unidos en elsuministro de armamento, plazos, cantidades y últimas tecnologías»; adherirse al OrganismoInternacional de Energía Atómica (OIEA), sometiéndonos a las salvaguardas de inspección y controlde nuestros yacimientos de uranio, reactores nucleares y producción de uranio y plutonio, y renunciara la fabricación de armamento atómico. E iniciar la apertura de relaciones diplomáticas con Israel.Todo eso sería exactamente lo distinto de lo que hizo Adolfo. Volverían a despachar el día 15 ya conla minuta del discurso de investidura. Esto no lo pidió el Rey; fue ofrecimiento de Calvo-Sotelo.El monarca sabía, por informadores fiables, de una reunión discreta entre los alemanes —elcanciller Helmut Schmidt, el ministro de Hacienda Hans Matthöfer, Willy Brandt como presidente dela Internacional Socialista, y Heinz Oskar Vetter, representando la DGB de los sindicatos—, con los

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