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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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»Si Martín de Riquer se compromete, dile que muy discretamente redacte buena parte del discursoen catalán. No sé si lo hará, depende de si le coge el tono y la dicción, pero al Rey le gustaría hablara los catalanes en su lengua; y no sólo la típica estrofita de un poeta, sino un fragmento largo.Siguieron esbozando el contenido de la visita. A Sánchez-Terán le sorprendió ver que el Rey sabíamuy bien lo que quería hacer durante su estancia catalana.—Los Reyes quieren subir a Montserrat —dijo Armada— y el domingo antes de regresar, oír misaen la Merced, así contentan a las dos patronas.Armada recordó que Juan Carlos ya estuvo en Montserrat cuando era un joven tenientillo, ennoviembre de 1961. El abad de entonces, Aureli Maria Escarré, hombre muy crítico con el régimen yetiquetado por Franco como «un liberalón, separatista, amigo de los rojos», consideró al Príncipecomo una artesanía de Franco, la voz de su amo, y no tuvo el menor interés en mantener con él unaconversación privada. Incluso le invitó a comer en el refectorio con todos los monjes, con uno queleía en un pequeño púlpito, y todos en silencio.—Yo aconsejaría —sugirió el gobernador— que antes de visitar al abad Cassià Maria Just, recibaal cardenal Jubany, que es la primera autoridad eclesiástica de Cataluña.—Que no se me olvide lo más importante, aparte de los recorridos por las comarcas, los pueblos olas barriadas que acordéis, o sea, el cuerpo a cuerpo con la gente, y alguna fiesta popular que hayaesos días, el Rey presidirá aquí un Consejo de Ministros. Vendrá el Gobierno en pleno, el viernes20, y tratarán asuntos específicos de Cataluña.Armada le dio a entender a Sánchez-Terán que la tramoya del viaje, en lo que fuesen actuacionesdel Rey, no debía pasar por los despachos del Gobierno. El presidente, porque es el presidente;Exteriores, por protocolo; cada ministro querrá mojar en lo suyo; Fraga, amarrando los temas deseguridad, etcétera.—Para cualquier consulta, llamas a la Casa: a mí o a Santiago Martínez Caro. [45]El Rey en Montserrat: «Recen por la amnistía»A los pocos días, Sánchez-Terán tenía un buen dossier de itinerarios, propuestas para la coberturade prensa, radio y televisión, medidas de seguridad, logística de aforos e invitaciones, protocolos...Y algunas dudas. Las repuestas de La Zarzuela fueron rápidas.Se informó al Rey de que el abad de Montserrat los invitaba a visitar la abadía y a almorzar en elrefectorio monacal con los monjes, pero... hablando. Monseñor Cassià quería oficiar la liturgia encastellano y en catalán. El Rey dijo: «Si acostumbran hacerlo así, que lo hagan»; y, en la oración delos fieles, deseaba hacer una referencia a la amnistía. Exactamente: «Pidamos por la reconciliación,la amnistía, los presos políticos y el pleno reconocimiento de los derechos de nuestro pueblo.»—Que lo diga, que lo diga —contestó el Rey—. Está en su casa. Además, me viene bien que recenpor eso... Al fin y al cabo, a quien le va a tocar darla es a mí.El Rey le hizo saber a Sánchez-Terán que le interesaría tener un encuentro con políticos catalanesde la oposición. Unos días antes del viaje, Terán se reunió en casa de Pere Duran i Farell con losdirigentes del Consell de Forces Polítiques: Jordi Pujol, Ramon Trias Fargas, Heribert Barrera yJosep Pallach. Ellos también querían sentarse a hablar con Don Juan Carlos. Pero no representaban atoda la gama de la oposición catalana. Y preguntaron si podrían ir a ver al Rey el socialista JoanReventós, el comunista del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) Antoni Gutiérrez, y eldel PCE Gregorio López Raimundo.

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