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LA-GRAN-DESMEMORIA-PILAR-URBANO

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Fue una conversación ágil, algo caleidoscópica, saltando de un tema a otro sin profundizar enninguno. Duró cincuenta y seis minutos. Quizá Areilza intervino más de lo debido. En la transcripciónmanual, se pueden contar hasta nueve intervenciones del ministro de Exteriores, frente a doce delRey. Y aquella misma noche, entre la cena de gala y el concierto del violinista Gil Morgensten,cuando se reunieron unos minutos en la sala Azul para fumar y tomar algún licor, el ministro Areilzavolvió a adelantarse a responder en lugar del Rey, si Ford o Kissinger le planteaban alguna cuestióncomprometida o sobre la que el monarca tenía sólo un conocimiento superficial. A Ford le pareciódemasiado avasallador. Se lo dijo a Kissinger al día siguiente: «Me he quedado atónito con elcomportamiento prepotente del ministro de Exteriores. Se anticipaba a contestar las preguntas que yole hacía al Rey, le interrumpía.» [129]El Rey en el Capitolio: compromiso por la democraciaEl momento cumbre de la visita del Rey era el discurso que iba a pronunciar en el gran salón desesiones del Capitolio abarrotado de congresistas, senadores, periodistas y público cualificado.Copresidían el speaker del Congreso y el senador sénior. El ujier anunció: «Mister speaker, theKing of Spain.» Y todos en pie, le recibieron con un caluroso aplauso. El Rey se apoyó en sus folios,pero casi había memorizado el texto. Lo dijo en un buen inglés, con limpia dicción, con énfasis enciertas afirmaciones y mirando al público, sobre todo en los párrafos en los que se comprometía él ycomprometía a la Corona en el establecimiento de una democracia plena en España, y anunciaba sudeterminación de que quedase abierto el campo legal para que los diversos grupos políticos pudieranturnarse en el poder. Fue interrumpido muchas veces por los aplausos. Las frases que inmediatamentecircularon y se repitieron en los medios de comunicación estadounidenses fueron las que resumían supropósito democratizador:La Monarquía española se ha comprometido desde el primer día a ser una institución abierta, en laque todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política, sin discriminación deninguna clase y sin presiones indebidas de grupos sectarios y extremistas. La Corona ampara a latotalidad del pueblo, y a todos y cada uno de los ciudadanos garantizando, a través del derecho ymediante el empleo de las libertades civiles, el imperio de la justicia. La Monarquía hará que, bajolos principios de la democracia, se mantengan en España la paz social y la estabilidad política, a lavez que se asegure el acceso ordenado al poder de las distintas alternativas de gobierno, según losdeseos del pueblo libremente expresados. [130]Como jefe del Estado, hizo alguna referencia a la política exterior española:España asume con decisión el papel que le corresponde en el concierto internacional. Situados enun lugar estratégico de primera magnitud, entre el Atlántico y el Mediterráneo, España es parte deEuropa.España está dispuesta a reforzar su relación con las Comunidades Europeas, con vistas a sueventual integración en ellas.Aunque señaló la ubicación geoestratégica de España, evitó referirse a una futura adhesión a laOTAN, pese a que en aquel salón de plenos le escuchaban los senadores que días después votarían eltratado hispanoamericano, cuya entretela más recia y mejor remunerada era precisamente la de lasprestaciones militares.Al terminar el discurso, estalló una ovación fuerte, compacta, envolvente. Don Juan Carloscorrespondía con saludos casi deportivos, pero conteniendo su emoción.

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