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Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

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29 y 30 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1987<br />

No hace más <strong>de</strong> una semana, la misma señora diputada a la que aludo estuvo presente en un<br />

casamiento auténtico celebrado en la provincia <strong>de</strong> Tucumán y compartió la mesa esa noche con<br />

el máximo represor <strong>de</strong> la historia argentina, Antonio Domingo Bussi, a quien, luego <strong>de</strong> reprocharle<br />

que su representante, en su primera intervención como diputado nacional, hubiera votado<br />

en contra <strong>de</strong> una postura propiciada por su padre, le formuló propuestas acerca <strong>de</strong> futuras<br />

fi<strong>de</strong>lida<strong>de</strong>s —se entien<strong>de</strong> que políticas— y le hizo promesas <strong>de</strong> acciones comunes, quizá hasta<br />

que la muerte los separe (Risas).<br />

Ayer, cuando el doctor Alen<strong>de</strong> hablaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia y dictadura, los que estábamos presentes<br />

no pudimos menos que pensar que la <strong>de</strong>mocracia siempre está junto a las mayorías nacionales,<br />

mientras que la dictadura está siempre con las minorías.<br />

Me resulta difícil analizar estos temas cuando ya tantas personas inteligentes y con vocación<br />

<strong>de</strong> servicio los han <strong>de</strong>smenuzado al formular los fundamentos <strong>de</strong> sus respectivas posiciones. Sin<br />

embargo, quiero agregar algunas consi<strong>de</strong>raciones complementarias, que quizá sean distintas <strong>de</strong><br />

las <strong>de</strong> otros señores diputados preopinantes, pero no antagónicas. Paradójicamente, estas reflexiones<br />

surgieron también a partir <strong>de</strong> algunas consi<strong>de</strong>raciones inteligentes que aquella misma<br />

señora diputada hizo anoche, cuando dijo que el principio <strong>de</strong> la subordinación militar al po<strong>de</strong>r<br />

político ya figura en la Constitución <strong>Nacional</strong> y que es un concepto meramente <strong>de</strong>clarativo<br />

cuando está contenido en una ley. Cuando hacía estas afirmaciones, yo pensaba que son realmente<br />

ciertas. Hace falta algo más que una ley buena, una norma perfecta, para consagrar <strong>de</strong>finitivamente<br />

la Nación estable, la paz y la tranquilidad entre los argentinos. Hace falta el concurso<br />

<strong>de</strong> los integrantes <strong>de</strong> las propias Fuerzas Armadas, así como una conducción <strong>de</strong> las mismas que<br />

sea capaz <strong>de</strong> llevar a<strong>de</strong>lante este proceso <strong>de</strong> integración <strong>de</strong> la familia argentina y <strong>de</strong> <strong>de</strong>spegue <strong>de</strong><br />

la Argentina gran<strong>de</strong> que siempre soñamos.<br />

Más <strong>de</strong> medio siglo <strong>de</strong> vida política nos ha enseñado que la subordinación militar al po<strong>de</strong>r<br />

constitucional no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong> la bondad <strong>de</strong> una ley, y ni siquiera <strong>de</strong> los propios militares,<br />

sino sustancialmente <strong>de</strong> que la sociedad política pueda dar las respuestas que el pueblo está esperando,<br />

lograr el consenso y la concordia nacional y poner en marcha una política <strong>de</strong> producción<br />

con crecimiento y justicia social. Es en el marco <strong>de</strong> una <strong>de</strong>mocracia aún débil —pero que queremos<br />

fortalecer— <strong>de</strong> una <strong>de</strong>mocracia que aspiramos consolidar plenamente en los tiempos por<br />

venir, que queremos Fuerzas Armadas con funciones claras, operando en el juego <strong>de</strong> las instituciones<br />

<strong>de</strong>mocráticas. No las queremos ejerciendo la hegemonía <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político, como partido<br />

militar, ni tampoco reducidas a una mera guardia nacional.<br />

Hoy, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cuatro años <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia, todavía tenemos Fuerzas Armadas sin <strong>de</strong>stino,<br />

carentes <strong>de</strong> objetivo como entidad sectorial <strong>de</strong> la Nación, sin presupuesto, enjuiciadas por el<br />

pasado y <strong>de</strong>bilitadas en su <strong>de</strong>spliegue territorial y en sus instalaciones. Con este nuevo régimen<br />

estamos dando a las Fuerzas Armadas un marco jurídico y la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> sus objetivos. Pero<br />

todavía faltan cosas por hacer. Falta saldar <strong>de</strong>finitivamente las <strong>de</strong>udas con el pasado, rejerarquizar<br />

económicamente a las fuerzas, <strong>de</strong>volverles la confianza perdida —en tanto ellas se ha gan<br />

acreedoras a esa confianza— así como alcanzar una amplia inserción <strong>de</strong> la familia castrense en la<br />

vida <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia.<br />

Estamos por aprobar este proyecto <strong>de</strong> ley <strong>de</strong> <strong>Defensa</strong> <strong>Nacional</strong> elaborado por el conjunto <strong>de</strong><br />

los argentinos. Y vamos a aprobar también las normas complementarias que eliminen <strong>de</strong>finitivamente<br />

la doctrina <strong>de</strong> la seguridad nacional. Pero los peronistas reclamamos el ejercicio pleno <strong>de</strong><br />

la autoridad <strong>de</strong> jefe militar <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Nación; reclamamos que conduzca a las Fuerzas<br />

Armadas, que las subordine al po<strong>de</strong>r político y a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la soberanía y que las incorpore al<br />

esfuerzo productivo <strong>de</strong>l país.<br />

Si bien he dicho que el rol y el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> las Fuerzas Armadas <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la sociedad política,<br />

creo que hay algo que los hombres <strong>de</strong> armas <strong>de</strong>ben hacer, por cuanto <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>. Y lo<br />

dice quien ha sufrido el escarnio y el dolor, como muchos otros tucumanos, <strong>de</strong> haber soportado

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