Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
En materia de movilización de defensa civil, adquisiciones de bienes, convocatorias y sus
excepciones, se regulan los alcances del poder administrador, señalando siempre la necesidad de
la intervención del Congreso, en general la intervención previa y en algunos casos que yo estimo
deben ser excepcionales, a posteriori. Es beneficioso para el afianzamiento del sistema democrático
que la intervención sea previa y no posterior.
En materia de defensa es más importante prevenir los conflictos que enfrentarlos. Esta es una
norma elemental de las doctrinas modernas de defensa. Es por eso que la disuasión es un objetivo
principal y fundamental del proyecto en examen. Si la disuasión no diera resultado, entonces si
es el rechazo de la agresión lo que corresponde.
Hubo épocas en la historia en que la guerra era el medio ordinario en la vida de los pueblos,
pero actualmente debemos considerarlo como extraordinario y excepcional. Las doctrinas de
defensa deben ajustarse a estas nuevas ideas en boga en el mundo, que tienen también una fundamentación
científica dado el alto desarrollo de los armamentos nucleares, que en caso de una
conflagración mundial pueden poner en peligro la existencia misma del género humano.
La guerra de las Malvinas nos dejó muchas enseñanzas. Una de ellas es que un ejército de
conscriptos no está en condiciones de enfrentar a uno profesional. Da la impresión de que armamentos
tan sofisticados como los que se emplean hoy en día en la guerra no pueden estar en
manos de aficionados y de que hacen falta verdaderos profesionales para manejarlos.
Con estos juicios fundamento mi opinión contraria al servicio militar obligatorio, si bien
estoy de acuerdo con que la desaparición del mismo no puede ocurrir de un día para el otro
sino que tiene que hacerse en forma gradual. Sé que importantes naciones desarrolladas, como
Francia, por ejemplo, tienen una ley de servicio militar obligatorio, pero hay países, como Estados
Unidos y otros anglosajones que lo han suprimido, pese a la gravitación que como grandes potencias
tienen en el mundo.
Considero que nuestros países —y me refiero a las naciones en vías de desarrollo— deben dar
prioridad a los gastos productivos y de crecimiento porque ellos contribuyen a afianzar la paz y
a poner a la República en mejores condiciones para el caso en que tengan que enfrentar un conflicto
bélico. El desarrollo de la educación, la cultura, la tecnología, la ciencia no sólo afianza la
paz —reitero— sino que nos coloca en una situación más apropiada frente a cualquier hipótesis
de conflicto o de agresión externa.
La Defensa Nacional es un componente más de la política de un país y como tal se ve influida
por el funcionamiento de todas las áreas gubernamentales. Esto debe ser tenido en cuenta especialmente
cuando se reclama con insistencia el aumento del presupuesto de Defensa —y algunos
señores legisladores lo han hecho— como si fuera lo único que puede garantizar una mejor defensa
para el país. Y no es así. El aumento del presupuesto de Educación, de Ciencia y Tecnología
y el correspondiente al área universitaria también contribuye —en gran manera— a afianzar los
sanos criterios de defensa que resguarden la paz del país. Este concepto resulta afirmado por lo
dispuesto en el artículo 14 del proyecto y en otros como del 20 al 24, que legislan la organización
de las Fuerzas Armadas.
Todo esto destaca el carácter civilista e institucional que tiene este proyecto. Las Fuerzas
Armadas de la Nación tienen una misión muy importante que cumplir, pero la definición la
política de defensa a seguir, de acuerdo con lo que es de práctica cotidiana en las naciones más
avanzadas, corresponde al poder político, con arreglo a las normas constitucionales como se hace
en el proyecto en examen.
Para abreviar el debate cuando se realice el análisis en particular, brevemente formularé este
momento de mi exposición, algunas referencias respecto de determinados artículos.
Quiero señalar, por ejemplo, que una de las partes más fundamentales del proyecto, que
aplaudo, es la que objetó el señor senador por San Juan; me refiero al último párrafo del artículo
15 que descarta la política interna del trabajo de la inteligencia militar.
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1987-1988