Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa
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32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria<br />
esta Cámara durante las sesiones ordinarias <strong>de</strong> 1986, que fuera congelado en la comisión <strong>de</strong><br />
<strong>Defensa</strong> <strong>de</strong> Diputados.<br />
En efecto, no subsana las graves falencias <strong>de</strong> concepción <strong>de</strong>l anterior, por cuanto éste insiste<br />
en fracturar el concepto <strong>de</strong> <strong>Defensa</strong> <strong>Nacional</strong>, separando los aspectos internos <strong>de</strong> los externos,<br />
contrariando la ten<strong>de</strong>ncia actual, nuestra experiencia histórica y la realidad <strong>de</strong>l mundo en que<br />
vivimos.<br />
Lo cierto es que los i<strong>de</strong>ologismos y los prejuicios se han convertido en escollos insalvables<br />
para la elaboración legislativa <strong>de</strong> un rol para las Fuerzas Armadas; un rol que les permita articularse<br />
a la tarea común <strong>de</strong> preservar la unidad nacional y que sea a la vez conducente a la seguridad<br />
y al <strong>de</strong>spegue <strong>de</strong> nuestra comunidad.<br />
La Argentina <strong>de</strong> nuestros días atraviesa por un período <strong>de</strong> severo compromiso en su condición<br />
nacional. Superarlo requiere <strong>de</strong> todas las capacida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> todos los esfuerzos para cerrar las<br />
vías a la disgregación y, simultáneamente, abrir los caminos <strong>de</strong> la transformación. No creemos<br />
que que<strong>de</strong> margen para el menosprecio <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong> las instituciones armadas ni para la in<strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong> las hipótesis <strong>de</strong> conflicto en torno <strong>de</strong> las cuales éstas <strong>de</strong>ben alistarse y organizarse. Sin<br />
embargo, observamos que se sigue sin consultar a estas realida<strong>de</strong>s.<br />
En oportunidad <strong>de</strong> tratar, en enero <strong>de</strong> 1984, las reformas al Código <strong>de</strong> Justicia Militar, nosotros<br />
advertimos que se abrían riesgos <strong>de</strong> graves enfrentamientos entre la civilidad y sus Fuerzas<br />
Armadas, si se <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> lado preceptos <strong>de</strong> rango constitucional, como el <strong>de</strong>l juez natural.<br />
Lamentablemente se eligió un sinuoso sen<strong>de</strong>ro en lugar <strong>de</strong> seguirse el recto camino <strong>de</strong> circunscribir<br />
los extremos <strong>de</strong> la responsabilidad penal y <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar las <strong>de</strong>bidas reparaciones con<br />
celeridad en su ámbito jurisdiccional natural. Dicho sen<strong>de</strong>ro, como podría corroborarse luego,<br />
no conducía a solución alguna y menos aún a “reparaciones” sino a salidas <strong>de</strong> emergencia que a<br />
nadie satisfacen en su afán <strong>de</strong> justicia y que, en consecuencia, han terminado por <strong>de</strong>jar abiertas<br />
las dolorosas heridas <strong>de</strong>l pasado. El efecto <strong>de</strong> transitar este sinuoso sen<strong>de</strong>ro ha sido el mantenimiento<br />
y aun la profundización <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sencuentro entre civiles y militares.<br />
A este ina<strong>de</strong>cuado tratamiento <strong>de</strong> la cuestión militar se suma una pertinaz acción psicológica<br />
sobre la opinión pública, a la que se le niega la posibilidad <strong>de</strong> asumir el pasado con objetividad. Se<br />
la <strong>de</strong>sinforma y por esta vía se estimula el ahondamiento <strong>de</strong>l rechazo y la <strong>de</strong>sconfianza. Se la instrumenta<br />
mediante maniobras agitativas, con consignas <strong>de</strong>magógicas —al estilo <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocracia o<br />
dictadura— tendientes a mostrar a las Fuerzas Armadas como enemigas <strong>de</strong> la voluntad soberana<br />
<strong>de</strong>l pueblo. Se induce a la <strong>de</strong>sconfianza respecto <strong>de</strong> lo militar, sus valores, sus procedimientos y<br />
hasta su estilo, favoreciendo así abroquelamientos retardatarios, tanto en el ámbito civil como<br />
en el militar.<br />
Éste no pue<strong>de</strong> ser el fundamento <strong>de</strong> una política <strong>de</strong> unidad militar. Pero nosotros, los <strong>de</strong>sarrollistas,<br />
la <strong>Defensa</strong> <strong>Nacional</strong> representa la voluntad <strong>de</strong> todos los sectores y clases sociales que<br />
integran la comunidad nacional, <strong>de</strong> sostener su cohesión, enfrentando toda interferencia a su<br />
seguridad —entendida ésta como la situación en la cual los intereses vitales <strong>de</strong> la Argentina se<br />
hallan a resguardo <strong>de</strong> perturbaciones sustanciales— mediante el empleo coordinado <strong>de</strong> todo su<br />
potencial espiritual y material. Esta concepción global y dinámica concierne a la necesidad <strong>de</strong><br />
preservar nuestra auto<strong>de</strong>terminación en un mundo cambiante y complejo y supone la superación<br />
<strong>de</strong> toda i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> aislamiento falsamente <strong>de</strong>fensivo para insertar a la <strong>Defensa</strong> <strong>Nacional</strong> en el<br />
rango <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s que brinda el <strong>de</strong>sarrollo, en cuanto éste le da el sustento necesario y la<br />
fuerza suficiente. Ello supone fluidas relaciones tanto en el plano interno como en el externo,<br />
a fin <strong>de</strong> sentar las bases <strong>de</strong> una paz permanente y <strong>de</strong>l aprovechamiento integral <strong>de</strong> todas nuestras<br />
potencialida<strong>de</strong>s. Supone también la ejecución <strong>de</strong> tareas fuera <strong>de</strong> lo común para todos los<br />
sectores, conducentes a asegurar que el Estado, sin cuestionamientos ni limitaciones, presida<br />
la unidad nacional en una comunidad que <strong>de</strong>be superar aceleradamente su sub<strong>de</strong>sarrollo, que<br />
<strong>de</strong>be integrar su economía, sus riquezas y a todos sus sectores sociales. Este <strong>de</strong>safío plantea a las<br />
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1987-1988