Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa
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32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria<br />
Sr. Bravo Herrera.—Nunca, ni siquiera en conversaciones privadas, he hecho mención <strong>de</strong><br />
estos hechos. Comprendo que <strong>de</strong>ben haber sido acontecimientos que obligaron a tomar ciertas<br />
<strong>de</strong>cisiones a un presi<strong>de</strong>nte tan <strong>de</strong>mocrático, un hombre tan honrado como Hipólito Yrigoyen,<br />
cuya vida es <strong>de</strong> lo mejor que se pue<strong>de</strong> concebir como noción ética. Pienso que si él intervino es<br />
porque tenía que intervenir. Así fue que encargó al general Dellepiane reprimir con tropas a cuatro<br />
mil sediciosos que estaban en los talleres <strong>de</strong> Vasena. También había bandas que estaban asolando<br />
extensas zonas <strong>de</strong> Buenos Aires. El 20 <strong>de</strong> junio, una huelga general anarquista se extien<strong>de</strong><br />
por la Patagonia. Se nombra a un teniente coronel Varela, quien no reprime sino que persua<strong>de</strong>.<br />
No dispara. Pero cuando vuelve se inician <strong>de</strong> nuevo los acontecimientos, con muchos actos <strong>de</strong><br />
terrorismo. Con doscientos efectivos <strong>de</strong>rrotó a seiscientos subversivos que estaban atrincherados<br />
en Paso Ibáñez, haciendo rendir a<strong>de</strong>más a otros setecientos que retenían rehenes en un lugar<br />
que se llamaba “La Anita”. La gente que estaba en rebelión —no sé, en realidad, cómo podría ser<br />
calificado esto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l Código Penal— había llegado a asesinar a un conscripto cuyo nombre<br />
ha olvidado, con toda seguridad, la posteridad: se llamaba Fernando Fischel.<br />
Estos son acontecimientos que, <strong>de</strong> pronto, la vida le plantea a un gobierno, que tiene que<br />
resolver el problema. Y son hechos por los cuales nunca he atacado al gobierno; ni siquiera he<br />
hablado <strong>de</strong> ello. El gobierno actuó en función <strong>de</strong> acontecimientos propios <strong>de</strong> la época. Porque,<br />
como se recordará, hubo en ese entonces, sobre todo por parte <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> anarquistas, actos<br />
<strong>de</strong> violencia. Yo he estado siempre en contra <strong>de</strong> la violencia, tanto <strong>de</strong> aquella <strong>de</strong> quienes dicen<br />
que luchan por la libertad como también <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l gobierno. Con lo único que estoy <strong>de</strong> acuerdo<br />
es con la ley. Por supuesto que consi<strong>de</strong>ro que sí es necesario a veces aplicarla duramente para curar<br />
la enfermedad <strong>de</strong>l momento. Luego <strong>de</strong> agotados los medios terapéuticos, habrá que aplicar la<br />
cirugía, según la expresión utilizada en medicina. Esto lo hacen todos los gobiernos que quieren<br />
ser tales y todos los Estados que quieren seguir siéndolo.<br />
Des<strong>de</strong> jóvenes, todos nosotros hemos participado en elecciones. Po<strong>de</strong>mos recordar cómo<br />
estaban custodiadas por los soldados <strong>de</strong>l Ejército, <strong>de</strong> la Fuerza Aérea y <strong>de</strong> la Marina. ¿Por qué?<br />
Porque en cada provincia, si bien se contaba con la policía provincial, la gente, lógicamente,<br />
<strong>de</strong>sconfiaba <strong>de</strong> su imparcialidad. De manera que todos estaban contentos <strong>de</strong> que fueran los soldaditos<br />
quienes custodiaran la normalidad <strong>de</strong>l acto comicial.<br />
Esto no queda comprendido en el concepto general <strong>de</strong> la seguridad nacional. No es encasillarse<br />
en ninguno <strong>de</strong> los bloques en que está dividido el mundo ni en la Guerra Fría.<br />
Por ejemplo, también po<strong>de</strong>mos tener en cuenta un caso que no es <strong>de</strong> conmoción interior<br />
sino una circunstancia pacífica, porque el concepto tiene que ser amplio. Me refiero al <strong>de</strong> la custodia<br />
presi<strong>de</strong>ncial.<br />
Des<strong>de</strong> épocas lejanas, cuyo origen uno ya no recuerda, los grana<strong>de</strong>ros custodian al presi<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong> la Nación. Esto constituye un honor, incluso para el primer mandatario: ser custodiado por<br />
los grana<strong>de</strong>ros a caballo <strong>de</strong> San Martín. Al menos, yo opino en esa forma.<br />
Evi<strong>de</strong>ntemente, las Fuerzas Armadas intervienen en una cuestión interna, que es la custodia<br />
<strong>de</strong> una persona que es el primer magistrado, el máximo representante <strong>de</strong>l país.<br />
Si lleváramos al extremo la posición <strong>de</strong> los diversos proyectos que han sido presentados y,<br />
sobre todo, los conceptos incluidos en esos terribles discursos manifestados en la Cámara <strong>de</strong><br />
Diputados —sería bueno que los leyeran quienes aún no lo hayan hecho—, tendríamos que sacar<br />
inmediatamente a los grana<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l lugar que hoy ocupan y trasladarlos a la frontera; en su<br />
lugar, <strong>de</strong>bería quedar la Policía Fe<strong>de</strong>ral o la Gendarmería.<br />
Sr. Solari Yrigoyen.—¿Me permite una interrupción, señor senador?<br />
Sr. Bravo Herrera.—Sí, señor senador.<br />
Sr. Solari Yrigoyen.—Estoy <strong>de</strong> acuerdo con lo que usted ha manifestado en cuanto a que es<br />
un honor para los presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la República estar custodiados por el Regimiento <strong>de</strong> Grana<strong>de</strong>ros<br />
a Caballo.<br />
301<br />
1987-1988