Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
materiales y morales preparándonos —como decía el general Perón— para la eventualidad de
una guerra, no creyendo que nunca puede llegar sino creyendo que siempre debe estar presente.
Formulo, también, votos en nombre de mi sector, para que el desmantelamiento que se ha
hecho de las Fuerzas Armadas, lo que las ha reducido de tal manera que han dejado de ser factor
fundamental para la defensa de la República por las carencias que padecen, pueda ser superado
y para que nosotros tengamos la participación y la decisión de salir al frente a decir que “Fuerzas
Armadas” no significa eso que se ha baqueteado tanto de la “doctrina de la seguridad nacional”
sino la defensa de las instituciones argentinas. Y, precisamente, para defender a las instituciones
argentinas las Fuerzas Armadas deben ser dotadas, respetadas y ubicadas de tal manera que constituyan
en el elemento fundamental de la cimentación de la democracia.
Sra. Presidente (Malharro de Tones).—Tiene la palabra el señor senador por Corrientes.
Sr. Romero Feris.—Señora presidente: hemos escuchado con atención las palabras de los
señores senadores, tanto las del miembro informante de la comisión, senador por La Pampa, en
el día de ayer, como las de los senadores Bravo Herrera y Martiarena.
Quiero decir en ese aspecto que se han dado datos precisos y han sido enjundiosos sus discursos,
a pesar de algunos olvidos en que incurrió el señor miembro informante de la comisión,
quien al referirse a la Mesa del Consenso, omitió mencionar el Pacto Autonomista-Liberal, que
participó de ella. Yo sé que lo hizo porque es humano y falible y comprendo perfectamente esa
circunstancia.
Pero quiero manifestar, y más adelante me referiré extensamente al tema, que nosotros no
coincidimos con este proyecto de ley de defensa y no lo aceptamos en su momento. Quizá hayamos
estado de acuerdo en algunos de los puntos que allí se analizaron pero no precisamente en
este proyecto que viene del Poder Ejecutivo Nacional.
Quiero, además, en homenaje a los colegas y al cuerpo, ser lo más concreto y conciso posible
en el tratamiento de este trascendente proyecto, que sin duda tiene gran importancia para la
República.
Después de cuatro años de gobierno democrático se pone a consideración del Senado de la
Nación un nuevo proyecto de ley de defensa enviado —como dije recién— por el Poder Ejecutivo
a la Cámara baja, fruto del acuerdo extraparlamentario efectuado por los dos partidos mayoritarios
del país. Atrás han quedado las deliberaciones que este alto cuerpo efectuara sobre tan relevantes
temas como es el de la Defensa Nacional en oportunidad de tratarse el proyecto anterior
del Poder Ejecutivo, el cual —modificado tanto en la Cámara baja como en este recinto— yace
actualmente enterrado en la Cámara de Diputados.
Mucho se ha dicho estos años acerca de este tema esencial para la Nación, como es esta ley
marco específico para la Defensa Nacional. Y en tan dilatado lapso debemos rescatar al menos el
hecho de que en este tema las fuerzas políticas del país tenemos claramente definidos los aspectos
sustanciales de nuestras diferencias sobre la materia, las que hoy, frente a este nuevo proyecto de
ley, delinearé en sus aspectos sobresalientes.
Este proyecto de ley, señora presidente, fruto del acuerdo político, es también fruto de una
fusión —por cierto poco feliz— del anterior proyecto del partido gobernante, de 1985, con el
presentado ese mismo año en la Cámara de Diputados por el Partido Justicialista, advirtiéndose
claramente en el texto en debate la diferencia de vertientes de pensamiento que, sin duda, ha
conspirado contra la precisión, armonía y coherencia de su articulado.
Nuestra postura es bien conocida, por lo que me limitaré a señalar los aspectos centrales
con los cuales disentimos, cosa que ya hicimos en ocasión de tratarse el primer proyecto, como
también en oportunidad de acercarse a la Comisión de Defensa de la llamada Mesa del Consenso
Democrático un proyecto casi idéntico al que hoy analizamos.
En primer lugar, señora presidente, no compartimos el estrecho concepto que de la Defensa
Nacional adopta el proyecto en su artículo 2º, que restringe la misma a las agresiones de origen
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1987-1988