Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

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8 de abril de 1988
presupuesto de la aprobación, quita o negociación de partidas, un freno poderoso que hace realidad
el juego democrático de los pesos y contrapesos.
Los actos del comité se hallan cubiertos por el secreto. Esta necesidad de control parlamentario
que planteo en mi proyecto de ley creando la Central Nacional de Inteligencia, responde
a nuestro ordenamiento constitucional, no violenta disposición alguna y, a contrario sensu, fortalecerá
los servicios de inteligencia al reforzar los controles mediante la actividad parlamentaria,
permitiendo el control del pueblo a través de representantes, los señores diputados, y fortaleciendo
el principio federalista, siempre proclamado pero raramente efectivizado, a través de
los señores senadores. A su vez —y quizá sea una de las facetas más significativas— permitirá
romper con la hegemonía, en lo que hace a la comunidad informativa, de las Fuerzas Armadas,
y esto no para imponer otra hegemonía de distinto signo, sino para hacer realidad un esfuerzo
mancomunado del gobierno, comunidad política y Fuerzas Armadas en pro del bien común.
Surge a través de lo expuesto la necesidad de centralizar la tarea de inteligencia a través de
esta Central, criterio sostenido por el secretario de Inteligencia doctor Facundo Suárez y lo previsto
en el artículo 8º del proyecto de ley de Defensa Nacional, poniendo así tan delicada tarea
al servicio espurio de hombres o sectores. Ellos contarán con control parlamentario a través de
representantes de cada Cámara designados por las respectivas comisiones de Defensa Nacional
por partes iguales para el oficialismo y para la oposición.
Los servicios de inteligencia deben observar y controlar el accionar de potenciales enemigos
del país y jamás inmiscuirse en las actividades de ciudadanos probos por el mero hecho de pensar
de otra manera. Estimamos, o cuando menos aspiramos, a que los resabios de la dictadura y del
autoritarismo en el campo de los servicios de inteligencia queden sepultados por siempre jamás
en el futuro argentino.
Ello impedirá caer en la realidad de nuestros días: anarquía y compartimientos estancos en
la inteligencia que impiden, en última instancia, que la información llegue al único a quien no le
debe ser desconocida ni retaceada: al área presidencial.
Todo esto, señor presidente, como lo señalé al principio, al margen del esfuerzo realizado
por la comisión de Defensa Nacional para vertebrar este proyecto que deroga una disposición del
gobierno de facto, merece mi aprobación en general, con las observaciones respecto de las que
insistiré en su tratamiento en particular, especialmente con relación a los artículos 5º, 15, y 46.
Señor presidente: podría continuar con la enumeración de ciertas deficiencias legislativas. No
creo que sean producto de la comisión de Defensa Nacional de nuestro Senado sino de la Cámara
de Diputados.
Las deficiencias legislativas en el sentido orgánico de la ley ya fueron señaladas por los señores
senadores por Salta y por Corrientes, de modo que considero inútil seguir insistiendo en ellas.
La premura en la sanción de este proyecto, necesario para que no sigamos manejándonos con
una ley dictada por los gobiernos militares, hace que lo apruebe en general, con las observaciones
que formularé durante el tratamiento en particular.
Los hechos producidos y que he señalado —que son conocidos por todos— tornan necesario
que se dicte a la brevedad la ley que crea la Central Nacional de Inteligencia en la forma en que
lo estipulo en mi proyecto. Así quedará balanceada la opinión de uniformados profesionales
capaces y de los representantes del pueblo argentino que, en definitiva, son los custodios y ejecutores
de la voluntad popular que nos ha traído a este recinto. Esto constituye, evidentemente,
una revisión total de lo realizado por las dictaduras militares que precedieron a nuestra gestión
legislativa.
Sr. Presidente (Gass).—Tiene la palabra señor senador por San Juan.
Sr. Bravo.—Señor presidente: los señores senadores que se han referido a este proyecto de
ley de defensa han dado argumentaciones en uno y otro sentido, y debemos reconocer que han
resultado realmente muy ilustrativas.