Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
¿Dónde quedó todo aquello? ¿O acaso debemos resignarnos a que el avance logrado gracias
a nuestros técnicos, con sentido nacional, sea puesto a la cola del desarrollo de otras naciones?
No nos olvidemos de que arrancamos todos juntos en ese proceso, exceptuando a los Estados
Unidos y a Rusia.
Cuando vemos todo este panorama, señor presidente, creo que tengo razón cuando digo que
ha caducado ese proyecto de país y que el odio es más que el resentimiento, puesto al servicio de
la internacional económica o ideológica, fue el causante del freno impuesto al desarrollo de la
Argentina. Y así estamos ahora, señor presidente, después de treinta años.
Para terminar con estas idea no del todo bien hilvanadas que he pronunciado, que espero
sirvan a los señores senadores, entiendo que es necesario predicar estos conceptos en todos los
lugares de la patria para tratar de rescatar una juventud desalentada y presa de la incertidumbre.
Es necesario decirle que nos quedan sólo dos caminos: el del sacrificio y la laucha para tratar de
ser una nación real o el de la resignación por el cual seremos sirvientes y satélites. Este es el fondo
y el espíritu que, a mi juicio, debe tener una ley de Defensa Nacional.
Sr. Presidente (Gass).—Tiene la palabra el señor senador por Catamarca.
Sr. Amoedo.—Hemos escuchado con atención, señor presidente, los discursos de los senadores
que me han precedido en el uso de palabra. Tomando en cuenta dichas expresiones, voy a
tratar de situar la discusión del proyecto en la parte referida a la materia que estamos.
Es para mí una gran emoción poder presenciar el desarrollo de este debate que tiende a la
modificación de una ley de Defensa Nacional autoritaria realizada, con recientes modificaciones,
por los distintos regímenes militares que ha padecido la República.
No estamos de acuerdo, y así lo han señalado los distintos oradores que han intervenido en
este debate con determinados artículos ya en forma total o parcial. Pero lo cierto, lo importante,
es que la Argentina tendrá una nueva ley de defensa que es el producto del consenso de quienes
representan la voluntad popular y no solamente la de los uniformados de turno que consideraron
a la Defensa Nacional su patrimonio exclusivo.
Señor presidente: a las objeciones formuladas por los señores senadores por Salta y por
Corrientes sumaré la mía en el momento de la discusión en particular, con respecto a los artículos
4º, 5º, 15 y, especialmente, al artículo 46.
Luego de haber expresado mi conformidad refiriendo con el esfuerzo realizado por la
Comisión de Defensa Nacional para vertebrar este dictamen de comisión, debo expresar que
como toda obra humana no es perfecta sino perfectible. No hay ninguna disposición o doctrina
que permita que una ley no tenga un carácter imperativo. No se puede decir en el articulado de
la ley que en el futuro se dictarán tales y cuales leyes, pues —repito— la ley es coactiva. En este
caso del proyecto en debate se dice que en el futuro se crearán las leyes que enumera el artículo
que acabo de mencionar. No pueden enumerarse leyes a dictarse porque ninguno de nosotros
sabe si los integrantes del futuro Congreso, luego de las elecciones, coincidirán, o no, con los
propósitos que nos han guiado a cada uno de nosotros cuando aprobamos este proyecto de ley
que hoy consideramos.
Otra de las cosas que me ha preocupado una vez más es la invasión del Poder Ejecutivo sobre
las atribuciones legislativas del Congreso.
En la comisión de Defensa Nacional existe hace un año un proyecto de creación de la Central
Nacional de Inteligencia, presentado por quien habla y aprobado en las conferencias mantenidas
con los señores jefes de las Fuerzas Armadas, quienes señalaron su expreso consentimiento en
este sentido. Pero cuál no sería mi sorpresa cuando el Poder Ejecutivo el 3 de noviembre de 1987
dicta un decreto por el que se crea la Comisión de Inteligencia, igual al dictado por el general
Jorge Rafael Videla.
Por otra parte, países que han mantenido guerras y que han triunfado o han sido derrotados
cuentan con estructuras constituidas por organismos de seguridad, denominadas comisiones
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1987-1988