Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

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8 de abril de 1988
Sr. Salim.—Con todo respeto voy a responder algunos conceptos al señor senador por el
Chubut en cuanto a la acción de las Fuerzas Armadas en las Malvinas.
Al parecer este proyecto de ley va a ser aprobado pero no he podido sustraerme al deseo y
obligación como argentino, y en mi carácter de senador, de expresar mi pensamiento en este
importante asunto que indudablemente es fundamental para asegurar la paz y la seguridad de
nuestro pueblo.
(Lee) “Mientras las naciones del mundo utilizan todos los medios posibles para fortalecer las
Fuerzas Armadas para la defensa de la soberanía, nuestras fuerzas están virtualmente anarquizadas
y colocadas casi en un total estado de indefensión.
Entrando un poco en el túnel del tiempo, recordemos la guerra del Atlántico Sur cuando el
gobierno militar de entonces decidió recuperar las islas que fueron usurpadas por la fuerza hace
más de ciento cincuenta años.”
—Ocupa la Presidencia el señor presidente provisional
del Honorable Senado, senador Edison Otero.
Sr. Salim.—“El pueblo total de Argentina, sin excepción, llenó todas las plazas de la República
festejando al grato acontecimiento. Y como imitando a las heroicas mujeres mendocinas cuando
aportaron sus joyas y pertenencias para posibilitar la epopeya sanmartiniana, también en esta
oportunidad de la guerra de las Malvinas, niños, mujeres, hombres y empresarios de todo orden
donaron sus joyas y medios económicos en apoyo de la noble gesta.
Desde entonces se sucedieron los permanentes reclamos ante las Naciones Unidas, Consejo
de Seguridad y otros foros internacionales con el vano intento de reivindicar nuestros indiscutibles
derechos.
Prueba de ello es que siempre se expresaron dándole la razón al más fuerte y todas las gestiones
diplomáticas formuladas tuvieron como respuesta solamente expresiones de buenos deseos
sin exigir el retiro del invasor.
Posteriormente, una resolución del gobierno de facilitar a la Unión Soviética hacer pie en
la Patagonia, ocupando algunos puertos y facilitando la pesca indiscriminada, permitió que el
usurpador británico, en una actitud de autodefensa, ampliara la zona de exclusión a 150 millas,
con la que la Argentina perdió virtualmente su soberanía en el gran mar del sur.
Quiero dejar bien en claro que al adoptar la patriótica actitud que menciono de toma de
las Malvinas, que finalizó con una honrosa derrota de nuestros heroicos soldados, tuvimos que
lamentar la muerte de muchos de ellos, que dieron su vida por la Patria así como también un
ejemplo al mundo de valor y de heroísmo frente a un enemigo que nos superaba en medios,
hombres y armamentos. Como consecuencia de ello, al retirarse nuestro ejército del teatro de
operaciones, el enemigo usurpador, haciéndose eco del peligro que se cernía por nuestra presencia
cercana, afectó la zona de exclusión de sólo 50 millas y posteriormente, por las razones que
expreso, se amplió a 150.
En resumen, pretendo ser consecuente con el pensamiento y la filosofía del general Perón,
cuando expresaba: a las instituciones de la República hay que preservarlas, porque son las bases
del sustento donde se nutre la Nación, porque para ellas tenemos reservado un papel importante
en el modelo argentino para el proyecto nacional. Entre ellas colocaba en primer término a las
Fuerzas Armadas y a la Iglesia.”
Señor presidente: con esta breve exposición y con el pedido que he hecho anteriormente, doy
por finalizadas estas palabras.
Sr. Presidente (Otero).—Tiene la palabra el señor senador por Formosa.
Sr. Vidal.—(Lee) “Señor presidente: llega hoy en revisión un proyecto de ley de defensa que
no supera los graves errores conceptuales que, a nuestro juicio, contenía aquel otro votado por