Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
Sr. Berhongaray.—¿Me permite una pequeña interrupción?
Sr. Bravo Herrera.—Voy a conceder otra interrupción al señor senador por La Pampa y
luego, señor presidente, si no tiene inconveniente voy a seguir en el uso de la palabra.
Sr. Berhongaray.—Es la última interrupción.
Quiero decir que los antecedentes que estaba citando el señor senador por Salta fueron entregados
personalmente por mí a todos los partidos integrantes de la Mesa del Consenso. En esa
carpeta incluimos con toda lealtad todos los puntos sobre los cuales estuvimos trabajando allí.
Efectivamente, lo que él ha leído es parte de lo que nosotros hicimos llegar.
Lo que simplemente quisimos explicitar en nuestra intervención de ayer es que el tema de
la Defensa Nacional, que tiene como primera línea de fuego a Fuerzas Armadas, es tratado por
un camino distinto al de la seguridad interior, que no tiene como primera línea de fuego a las
Fuerzas Armadas.
Sr. Bravo Herrera.—Estoy completamente de acuerdo. Las cuestiones internas deben ser solucionadas
primero por los vecinos, luego por el juez de paz; después por el agente de tránsito,
posteriormente por el agente de policía y así sucesivamente. Eso es lógico.
No es como se decía en un diario de esos que estaban moviendo el ambiente hace unos años,
en la época de la virulencia por el tema de la doctrina de la seguridad nacional, que cuando suena
un tiro salga el Ejército a reprimir al pueblo. No; esas son palabras excesivas.
En cuanto al hecho de que el ministro del Interior de Francia es de derecha y no merece suficiente
crédito, a través de una publicación oficial de la embajada —y por eso le doy la mayor
credibilidad— se está indicando objetivamente la formación de un Consejo con cinco funcionarios,
el ministro del Interior, el ministro Delegado, el ministro de Justicia, Guardián del Sello, el
ministro de Defensa y el ministro de Relaciones Exteriores.
No se está diciendo aquí una cosa que sería dudosa. Se está hablando de la instalación de un
ente represor del terrorismo y de la alta delincuencia, del que forma parte el ministro de Defensa
y donde se tienen en cuenta las implicaciones internacionales, aun las militares.
Por último, y muy rápidamente, voy a citar el caso de la sublevación de los presos cubanos
en Atlanta. Como ustedes recordarán, fueron amenazados con ser llevados a su país de origen,
se sublevaron y tomaron la cárcel. El gobierno envió fuerzas especiales; vio después que no era
necesario y estableció que aquellos que conseguían la libertad eran llevados a los regimientos. Se
trata de un caso en que el país mayormente no corría peligro, pero por la entidad del hecho el
gobierno nacional dispuso esta medida. Observen que el pueblo norteamericano, que posiblemente
no está sensibilizado como nosotros, tomó esto como algo natural y no hubo comentario
alguno en contra.
Ahora bien, ¿cuáles serán las pautas para que las Fuerzas Armadas intervengan en cuestiones
internas? No en conflictos internos ni tampoco en hipótesis de conflicto porque éstos no pueden
estar contemplados en ninguna ley. Pienso que es una cuestión bastante difícil de establecer y que
no puede haber una norma de carácter taxativo. Lo único que puede caracterizarlas es el buen
criterio del gobernante; su patriotismo y la existencia de un procedimiento que indique el modo
en que lo va a aplicar el Poder Ejecutivo, con el conocimiento y consentimiento del Congreso.
¿Cuál es la necesidad y conveniencia de la previsión legislativa? Que las Fuerzas Armadas
sepan que tienen esa obligación, que puede ocurrir o no, es decir, pasar de potencia a acto.
Consecuentemente, la sociedad sabrá a qué atenerse y las Fuerzas Armadas tendrán prevista su
actuación al máximo, con la organización, el despliegue, el adiestramiento, los armamentos, la
logística y la doctrina.
Disiento también con lo expuesto por el señor senador por La Pampa con respecto al artículo
de la Constitución Nacional que autoriza al presidente a actuar en cuestiones internas y que tiene
carácter operativo. Lamentablemente, nuestro presidente ha ido otorgando carácter operativo
a muchísimas disposiciones, y si bien envié algunas iniciativas como proyectos para la creación
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1987-1988