Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
Estoy cierto de que el actual gobierno recibió una herencia sin beneficio de inventario. Ha
sido heredero forzoso de largos años de autoritarismo y de dictaduras que fueron distorsionando
el objetivo básico de la inteligencia. Pero no menos cierto es que el actual gobierno no supo o no
pudo enfrentar la realidad.
El advenimiento de la democracia no impidió que quedaran resabios de estas nefastas etapas
de la historia argentina enquistados en los diversos servicios de inteligencia. Súmase a ello
la inexperiencia o ingenuidad del gobierno en la materia, que explica lo acaecido pero jamás
lo justifica, y tendrán con claridad el cuadro de los servicios de inteligencia muchos de cuyos
componentes han volcado sus afanes, no a defender los valores de la Nación para los que fueran
convocados sino espurios intereses personales o de grupos organizados para delinquir.
Los ecos de los casos ya mencionados demuestran que es preciso reorganizar servicios y la
SIDE que los agrupa, dado que al margen de la buena fe y voluntad de la gran mayoría de sus
componentes surge con carácter de imperiosa esta necesidad de la que —parafraseando a lord
Keynes— podemos decir que en los servicios de inteligencia se puede hacer cualquier cosa menos
evitar las consecuencias. La reorganización debe ir mucho más allá del cambio de un titular
por otro. Debe ser de fondo y no meramente de forma, estructural y no circunstancialmente
coyuntural.
Debemos tener presente como bien lo señala el ordenamiento legal del Servicio de
Informaciones para la Seguridad Militar (SISMI), de Italia, que en su parte segunda nos dice:
“que el error de evaluación en el campo de la información puede conducir a la actualidad política
a decisiones no pertinentes a los fines de la defensa del Estado”. Para evitar ello no sólo es dable
considerar el trabajo de información recogido, valuación e interpretación de la misma sino, y
sobre todo, el profesionalismo, la experiencia, la cultura, el rigor intelectual y la fuerza moral,
como cualidad peculiar del personal de los servicios de informaciones”.
Los grandes problemas del país, considerados en la perspectiva del porvenir, son dinámicos y
en su evolución no se los puede restringir a la circunstancia y competencia del gobierno cuando
menos a la de un Ministerio o Secretaría de Estado. Debemos legislar para hoy pero con miras al
mañana.
La oposición, ergo gobierno en pleno ejercicio, procuró buscar la cohesión en sus actos al
considerar que ello es uno de los requisitos de la autoridad en una democracia. Es por ello que
nos ocupamos del problema que hoy, de manera ecuménica, nos preocupa en la certeza de que
no solamente nos asiste la razón sino el hecho de estar en la aptitud de ofrecer soluciones al desorden
actual de los servicios de inteligencia en la República.
No es una solución surgida por parte de birlibirloque sino, por el contrario, es producto de
una idea madura a través de la experiencia vivida por la República y el análisis de la legislación
comparada, verbigracia de los Estados Unidos de América (CIA) y del Servicio de Información
por la Seguridad Militar (SISMI), de Italia, a través de la ley 801 del 24 de octubre de 1977, determinada
“Institución y Ordenamiento del Servicio de Información y la Seguridad y Disciplina
del Secreto de Estado”, legislaciones ambas que de una manera u otra establecen el control
parlamentario.
La ley italiana a través de su artículo número 11 determina que el gobierno semestralmente
remitirá al Parlamento, a través de una relación escrita, un informe sobre la política informativa,
la de seguridad, y el resultado obtenido.
Un comité parlamentario constituido por cuatro diputados y cuatro senadores nombrados
por los presidentes de cada Cámara sobre la base de la proporcionalidad, ejercerá el control sobre
la aplicación del principio establecido por la ley.
Si a la legislación comparada nos debemos referir, mal podemos eludir —aunque más no
sea en una muy prieta síntesis— a la comunidad informativa de los Estados Unidos de América.
La importancia del país al que nos referimos en el concierto internacional de las naciones y
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1987-1988