Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
Fíjese, señor presidente, cómo tan simplemente podemos destruir toda esta maquinaria de
falacias y de mentiras con los hechos concretos de toda la vida, de todos los días que vive el país.
Es hora de terminar con la declamación, de ir a los hechos, de administrar la pobreza, de definir
si vamos a pagarla la usura o vamos a comer, porque eso también es tan simple. De este lado,
está nuestra familia, con todas sus necesidades y, de este otro lado, nuestros acreedores.
Debemos guardar el prestigio de la República, el que se ganó a través de todos los tiempos.
Pero también debemos decidir si pagamos la usura y no comemos o, si por lo menos, sostenemos
nuestras necesidades y buscamos alguna solución para estas deudas que faltalmente tendremos
que pagar, y que quienes las pagan son los que no tuvieron la culpa de la hipoteca del país, y
quienes nos cobran son los mismos que nos endeudaron.
Esto, señor presidente, que parece una digresión en el tema específico, no queda nada más
que en eso. Así parece. Este es el fondo de la cuestión; hemos llegado al final de un proyecto de
país, como dije y remarco.
Debemos buscar y articular los medios para remozar las instituciones, liquidar otras que son
caldo de zánganos, terminar con la burocracia y volver al sendero del trabajo. A la vez, para que
ese trabajo fructifique en los salarios adecuados al esfuerzo que se realice.
Entonces, debemos denunciar a todos aquellos que nos hablan de libertad, democracia y de
derechos humanos, para ocultarnos la realidad del país.
Yo les pregunto a todas las potencias colonialistas que subsidian su producción si no están
atentando contra todos los países que producen y que no pueden vender.
Hemos tenido ocasión de hablar varias veces con los directivos del Mercado Común Europeo;
al respecto el señor presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería, el señor senador
Mazzuco, es testigo de estas conversaciones, en las que nos han mirado con gran indiferencia y
hasta con una insolencia insoportable y en donde, en síntesis, nos han dicho: “Arréglense como
puedan; si quieren que les compremos, les compraremos a tanto. Si les conviene bien y si no,
también.”
Esta es la realidad que tenemos que desmenuzar a través de todos estos proyectos que vamos
a ir debatiendo; pero tendremos que ir desnudando este escarnio escudado detrás del consabido
cuento de la democracia. La democracia será efectiva en la Argentina cuando todos los resortes
del Estado no permitan que haya hambrientos, indigentes, niños abandonados; argentinos que
no pueden curarse ni educarse.
Por eso debemos valorar este momento. Y debemos valorarlo por todo lo que nos costó. La
democracia, que estamos tratando de consolidar y de que surta su efecto totalizador no es sino el
esfuerzo, la sangre y el sacrificio de un pueblo.
A veces me causa irritación cuando digo que desde el partido gobernante, algunos funcionarios
hablan como si fuesen los dueños de la democracia. Ellos tienen la obligación de cuidar la
institucionalización del país como primer paso para desarrollar sus aptitudes y para que todos
pongamos nuestro esfuerzo y nuestras ideas.
Acá no podemos hablar de clase trabajadora, empresaria o de otro tipo. Nosotros, los peronistas,
sostenemos que hay una sola clase: los hombres que trabajan. Y al hacer referencia a ellos
nos referimos a la actividad productiva, ya sea primaria, industrial o profesional.
Sólo así podremos recuperar al país y creo que en muy poco tiempo lo haremos porque tenemos
condiciones; sólo nos falta armar la legislación que permita el desarrollo de toda nuestra
capacidad productiva.
Ruego a mis colegas que me disculpen por la vehemencia con que me he expresado. Pero más
que vehemencia es la pasión argentina que me anima luego de muchos años de pelear por esto y
de ser consecuente con los que se fueron. Y cuando yo también me vaya quisiera llevar grabada
en mis pupilas la visión de la posibilidad cierta de la gran Nación Argentina inserta en la gran
nación americana.
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1987-1988