Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

32a. reunión - continuación 10a. sesión extraordinaria
exterior e interior; asegurar y mantener la personalidad internacional en lo externo, como hecho,
y resguardar la seguridad jurídica en la vida interna de cada colectividad”.
Continúa diciendo más adelante que “Así como, dentro del ordenamiento institucional
argentino, el Poder Judicial, con la Corte Suprema a la cabeza, es el guardián jurídico de la
Constitución, las Fuerzas Armadas, mediante el empleo de la fuerza organizada jurídicamente,
empuñan las armas también para la defensa del orden jurídico establecido por la ley suprema de
la Nación y, cuando las circunstancias lo imponen, para defender la soberanía de la Patria en el
ámbito internacional”.
Desgraciadamente, dentro de los cambios efectuados en el seno de la Mesa del Consenso
Democrático, fueron eliminadas disposiciones relacionadas con la defensa de la Constitución
y de la libertad —seguramente después haga una moción muy especial al respecto— pensando
quizá que el hecho de que figurara la defensa de la Constitución en una ley de este tipo incitaría
a las Fuerzas Armadas a actuar en cuestiones internas.
Dice también Linares Quintana que: “Dentro del Estado constitucional, a las Fuerzas
Armadas les compete el trascendental papel de defensoras de la Constitución y la soberanía de
la Nación, pero bajo el control y sujeto a la decisión de las autoridades civiles”, y agrega luego:
“Por eso, asimismo, es que nuestra ley fundamental, en su artículo 21, establece que todo ciudadano
argentino está obligado a armarse en defensa de la Patria y de esta Constitución, conforme
a las leyes que al efecto dicte el Congreso y a los decretos del Ejecutivo Nacional. O sea, que tan
sagrado deber de empuñar las armas para defender la Patria y la Constitución, debe cumplirse
conforme a la ley”.
Y más adelante dice que “la institución militar es el brazo armado de la Constitución”, y que:
“Entre aquellas responsabilidades de defensa de la Patria y de la Constitución ocupa el primero…
El deber militar no se agota, pues, en la defensa heroica contra quienes pretenden violentar nuestras
fronteras. La Patria y la Constitución pueden ser destruidas desde adentro, como muestra
dolorosamente las experiencia casi universal en los últimos quince años”.
En la interpelación llevada a cabo en la Cámara de Diputados, con motivo de los sucesos
de enero, a la que concurrieron los ministros del Interior y de Defensa, un diputado manifestó
cómo era posible que hubieran usado las fuerzas para reprimir la rebelión cuando todavía no
se había sancionado definitivamente el proyecto de ley pertinente. Es aquí cuando surge la afirmación
del otro diputado que expresa: “No, si vamos a usar los bomberos”. Y el ministro de
Defensa dice: “Estimo que sí, señor diputado”, estoy citando la contestación textual del ministro
Jaunarena. “¿Por qué razones?”, le preguntan. “Las razones se encuentran en el artículo 86 de
la Constitución Nacional, en virtud del cual el presidente de la Nación puede disponer de las
Fuerzas Armadas en caso de conmoción interior”.
Luego el diputado le dice: “Lamentablemente, advierto que el señor ministro no ha leído el
proyecto”; dice eso porque el proyecto, al prohibir la intervención de las Fuerzas Armadas en
cuestiones internas, hacía que ellas no pudieran actuar en una represión. Pero el señor ministro
dice: “Quizá el señor diputado no haya leído la Constitución que consagra la supremacía de
ésta sobre la ley”. Esto es lo que a mí, señores senadores, me ha angustiado en todo este tiempo
durante el cual se consideró este proyecto; porque yo, como hombre de derecho —digamos, ya
envejecido en el ejercicio de las leyes— viendo más bien el lado de la injusticia que el de la justicia,
habiendo soportado todos los gobiernos militares, a veces desde lejos y otras sufriendo sus
consecuencias, y ahora con la delicada tarea de legislar, pienso que esta tarea se tiene que hacer
con sumo cuidado, de manera que las leyes respondan a la libertad y a las necesidades del país y
estén de acuerdo con la Constitución.
Pero ésta no es la primera vez que escucho de parte de dirigentes radicales que la ley no puede
establecer la intervención de las Fuerzas Armadas en cuestiones internas porque esto significaría
volver a la ominosa época anterior y en ese caso, los tanques estarían apuntando para adentro.
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1987-1988