Ley de Defensa Nacional - Ministerio de Defensa

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8 de abril de 1988
Este texto constituye una de las esencias primordiales que tienden a resguardar y desarrollar
el concepto moderno de defensa que fundamenta este proyecto.
Con respecto al artículo 25 quiero decir, una vez más, que no es de buena técnica legislativa
colocar “y/o”. EI lenguaje escrito de las leyes tiene que ser claro, como lo es el hablado. Debería
decir: “Todas las personas de existencia visible y jurídica…” es decir, suprimiendo “y/o”.
En el artículo 26, advierto que el servicio de conscripción no se identifica con lo establecido en
el artículo 21 de la Constitución Nacional. Si diéramos esta interpretación —que no es la ley—,
llegaríamos a la conclusión de que no podríamos suprimir el servicio de conscripción obligatoria.
El artículo 29 habla de la aplicación por excepción del artículo 6º de la Constitución Nacional
que legisla las intervenciones provinciales. La norma es que las autoridades constitucionales
mantendrán la plena vigencia de atribuciones y que la aplicación del artículo 6º debe ser hecha
con una interpretación restrictiva.
El artículo 34 establece que en caso de guerra o ante su inminencia, el Poder Ejecutivo
Nacional podrá disponer requisiciones de servicios o de bienes. Si no me equivoco, señor presidente,
debería decir “requisiciones de bienes y requerir servicios”, porque la requisición de
acuerdo con la acepción que le da el diccionario de la Real Academia Española es sólo de bienes,
definiéndola de la siguiente manera: “Recuento y embargo de caballos, bagajes, alimentos, etcétera,
para que el servicio militar suele hacerse en tiempos de guerra”.
Finalmente, con respecto al artículo 45 quiero señalar una objeción. No estoy de acuerdo con
que se haga una delegación innecesaria que, a mi juicio, se encuentra en pugna con el inciso 23
del artículo 67 de la Constitución Nacional.
Dicho artículo del proyecto delega en el Consejo de Defensa, como función transitoria, la
elaboración de anteproyectos de ley que se enumeran en el artículo siguiente. El artículo 68 de
nuestra Constitución es muy claro; establece que sólo los legisladores o el Poder Ejecutivo tenemos
la facultad de presentar proyectos de ley.
Los anteproyectos de ley pueden ser elaborados por cualquier ciudadano que anda por la calle;
entonces, ¿por qué el Parlamento va a delegar o circunscribir expresamente esta facultad en
el Consejo de Defensa?; dejemos que esto lo haga el Poder Ejecutivo que, por el artículo 68 de la
Constitución, está facultado para presentar en el Congreso los proyectos mencionados en el artículo
46 de la disposición que estamos considerando, sin perjuicio de las propias facultades que
tenemos los señores legisladores y a las que no debemos renunciar porque sino este Parlamento
se reservaría sólo para sí las facultades de dictar proyectos de comunicación sin importancia.
No debemos delegar exclusivamente en el Poder Ejecutivo la facultad de redactar e iniciar los
proyectos fundamentales para el país.
Para terminar, señor presidente, este proyecto —como ya lo he dicho— viene a llenar un
vacío, pero además es fruto del acuerdo de las dos grandes mayorías parlamentarias con el apoyo
de otros partidos políticos. Se ha gestado en la Mesa del Consenso convocada por el gobierno
nacional. Nos hubiera gustado que el consenso fuera del ciento por ciento de las fuerzas políticas.
No ha podido ser así, pero podemos exhibir con orgullo que sí es el consenso de las principales
fuerzas políticas en la tesis fundamental que refleja esta ley de defensa, por encima de los pequeños
errores de redacción que podamos señalar. Es el consenso de las fuerzas mayoritarias del país y éste
es un hecho muy importante. Su aprobación —cuando ocurra— consolidará uno de los primeros
aciertos de la estrategia de la concertación que se ha adoptado en el país en los últimos tiempos.
Al aprobar este proyecto —ojalá que el número de señores senadores permitiera que lo hiciéramos
esta tarde— habremos aprobado un instrumento adecuado para cumplir con el mandato
constitucional de proveer a la defensa común que consagra tan clara y enfáticamente el
Preámbulo de nuestra Carta Magna.
Sr. Presidente (Gass).—Tiene la palabra el señor senador por Santiago del Estero.
Sr. Salim.—(Lee) “Señor presidente: la concepción del presente proyecto, que pretendemos