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21.Aprenda optimismo Haga de la vida una experiencia gratificante

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Vuelva a leer la acusación en voz alta. Pídale a su hijo que ahora le discuta con

sus propias palabras. Interrúmpale con nuevas acusaciones y haga que él las discuta.

Situación: Una amiga a quien Lynn considera una buena chica la invita a su casa para una fiestecilla

improvisada. Cuando su madre la deja en casa de su amiga, Lynn advierte que los padres de Betsy no están y

que la chica quiere servir alcohol. Lynn se siente muy incómoda y se finge enferma para llamar a su madre y

pedirle que vaya a buscarla.

Acusación (a cargo de los padres): Si no querías beber, por lo menos podrías haber dicho la verdad en lugar

de fingirte enferma. Pero no, preferiste el camino más fácil. No tienes carácter (dicho por el señor Títere).

Discusión: Yo también tengo mi carácter. Lo verdaderamente fácil hubiese sido seguirles la corriente a las

otras y beber porque ellas lo hacían. Fingir que me encontraba mal fue una treta inteligente porque me permitió

salir de aquella situación sin que me recriminasen nada ni insistieran en que me quedase y bebiera.

Interrupción paterna (como señor Títere): Qué cría eres… Es la primera vez que Betsy te invita y ¿qué se te

ocurre hacer? Lo echas todo a perder.

Sigue la discusión: Yo no eché a perder aquella fiesta. No podría haberme divertido si me quedaba porque

hubiera estado siempre con miedo de que volvieran los padres de Betsy en cualquier momento. Y bueno,

después de todo, tal vez Betsy no sea una amiga que me convenga.

Vuelva a leer en voz alta la acusación y que su hijo la ponga en tela de juicio con

sus propias palabras. Interrúmpalo cuando sea necesario. ¿Podrá agregar el niño

alguna propuesta más a la discusión para que sea más convincente?

Situación: Después de mucho rogar, Anita consigue que sus padres le compren el perrito que ella quiere.

Pero, a los pocos días, la niña pierde todo interés en Hogan y se olvida de darle de comer y de sacarlo a pasear.

Los padres terminan diciéndole que piensan devolver a Hogan a menos que Anita se responsabilice. La niña

protesta y grita, asegurando que son muy, muy egoístas, y agrega: «En primer lugar, nunca quisisteis que yo

tuviera un perrito. Y ahora todo lo que estáis buscando es una excusa para quitármelo».

Acusación (a cargo de los padres): ¡Tienes los peores padres del mundo!

Discusión: Está bien. Me parece que no tengo los peores padres del mundo. Son buenos. En primer lugar,

me regalaron el perrito, y el día de mi cumpleaños me llevaron a pasear y comer al centro. Eso estuvo realmente

bien.

Padres (como el señor Títere) la interrumpen: Es tu perrito. Te lo compraron exclusivamente para ti y ahora

ellos lo quieren regalar. Lo que pasa es que no quieren que te diviertas.

Continúa la discusión: Es posible que estén tan enfadados porque no saqué tanto a pasear a Hogan ni le di de

comer como era debido. No cumplí con lo que había prometido hacer cuando tuviera un perrito. Tendría que

asumir toda la responsabilidad. Pero nunca pensé que un perrito daría tanto trabajo. Tal vez si me hubiera

esforzado un poco para sacarlo a pasear y darle de comer, mis padres estarían dispuestos a ayudarme un poco.

Creo que voy a tener que conversar con ellos al respecto.

Vuelva a leer la acusación en voz alta y pida a su hijo que la discuta con sus

propias palabras.

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