23.04.2023 Views

21.Aprenda optimismo Haga de la vida una experiencia gratificante

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la misma descarga, pero no podía interrumpirla. Para las ratitas de ese segundo

grupo, el estímulo únicamente cesaba cuando las del primer grupo oprimían la

palanca. El tercer grupo no intervenía en el proceso.

Los resultados convalidaban mi idea. El grupo de los desvalidos se dio por

vencido, abandonó. Los animalitos se tornaron tan pasivos que ni siquiera hicieron

intentos cuando se les presentaron situaciones distintas. Las ratitas simplemente se

sentaban y no intentaban escapar. Las personas se quedaban mirando sencillos

anagramas sin hacer el menor intento por resolverlos. (Luego siguió un considerable

número de otros síntomas, pero de eso me ocuparé luego.) El grupo en condiciones

de ejercer el control de los sucesos se mantuvo activo y vivaz, lo mismo que los

integrantes del tercer grupo. Las ratitas corrían velozmente para eludir el

electroshocks y los seres humanos resolvían los anagramas en pocos segundos.

Tan sencillos resultados identificaban directamente cuáles eran las fuentes del

sentimiento de impotencia aprendido. Lo causaba la experiencia pasada por los

sujetos, experiencias en las que habían aprendido que nada de lo que pudiera hacer

tendría efecto alguno y que sus respuestas no servirían para lograr lo que querían.

Esas experiencias les enseñaban lo que era dable esperar, o sea que, en el futuro y en

nuevas situaciones, tampoco nada de lo que pudieran hacer cambiaría las cosas.

Los síntomas del sentimiento de impotencia aprendido se pueden producir de más

de una forma. Los contrastes y los fracasos generaban idénticos síntomas que los

efectos incontrolables. El hecho de ser vencida por otra ratita causaba en la

derrotada síntomas idénticos a los causados por aquel electroshock ineludible.

Indicar al sujeto humano que su trabajo consistiría en controlar el ruido, y luego no

poder hacerlo, producía los mismos síntomas que aquellos problemas insolubles. De

manera que, al parecer, en el meollo de la derrota y el fracaso parecía encontrarse el

sentimiento de impotencia aprendido.

El sentimiento de impotencia aprendido se puede curar demostrando al sujeto que

sus propios actos pueden hacer que las cosas cambien. También puede curarse

enseñándole que piense de manera distinta acerca de las causas de su fracaso. Éste

puede prevenirse si, antes de realizarse la experiencia —o antes de pasar las cosas

— se enseña al sujeto que su manera de proceder es la responsable de su

adversidad. Cuanto más temprano en la vida se aprende esto, más efectiva será la

inmunización para luchar contra ese sentimiento.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!