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21.Aprenda optimismo Haga de la vida una experiencia gratificante

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temprano, tal como ocurre en los humanos.

5 y 6. Tanto los seres humanos como los animales mostraron retraso psicomotor

y pérdida de energías. No intentaron escapar al electroshock, ni buscaron

comida ni trataron de resolver problemas. No respondieron cuando se les atacó

e insultó. Siempre se mostraron dispuestos a abandonar toda tarea nueva.

7. Las personas abatidas achacaron sus fracasos frente a los problemas insolubles

a su falta de capacidad y a su inutilidad. Cuanto más deprimidos se ponían,

más agudo era su pesimismo.

8. Tanto los animales como los seres humanos dejaron de pensar correctamente

y, perdieron atención en lo que hacían. Tuvieron dificultades extraordinarias

para aprender cualquier cosa nueva y perdieron dificultades para prestar

atención a estímulos tan cruciales como recompensa y seguridad.

El único síntoma que no encontramos fue la tendencia o el acto suicida, y es

posible que ello se haya debido sólo a que los obstáculos presentados en el

laboratorio eran muy pequeños: por ejemplo, no poder detener el ruido ni resolver

anagramas.

De manera que la equivalencia entre los modelos real y de laboratorio colmaba

todas las expectativas. Ruidos ineludibles, problemas insolubles y electroshocks de

los que era imposible escapar produjeron ocho de los nueve síntomas que

contribuyen a que se llegue al diagnóstico de una depresión grave.

Lo parecido de la comparación llevó a los investigadores a poner a prueba la

teoría de otro modo. Existen diversos fármacos que pueden vencer la depresión y los

investigadores los suministraron a los animales víctimas del sentimiento de

impotencia. Una vez más los resultados fueron un éxito: cada uno de los fármacos

antidepresivos (así como la terapia electroconvulsiva) curaron el sentimiento de

impotencia adquirido en aquellos animalitos. Probablemente lo hicieron por haber

elevado la cantidad de cruciales neurotransmisores disponibles en el cerebro.

También hallaron los investigadores que aquellos fármacos probadamente inútiles

para contrarrestar la depresión en el ser humano, como la cafeína, el Valium y las

anfetaminas, tampoco hacían desaparecer los síntomas depresivos en los animalitos.

De manera que la semejanza parecía ser casi perfecta. El desvalimiento aprendido

en el laboratorio, a juzgar por sus síntomas, parecía ser poco menos que idéntico a la

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