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21.Aprenda optimismo Haga de la vida una experiencia gratificante

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(aunque según mi parecer mal orientado). Con la misma facilidad podría haberse

sostenido que los perros no habían recibido premio alguno por el hecho de

permanecer sentados, sino que habían obtenido un castigo: porque en algunos

momentos, el electroshock seguía a pesar de que los animalitos estuvieran echados;

eso era un castigo en cierto modo. Los behavioristas ignoraron ese punto débil en sus

argumentos e insistieron en que lo único aprendido por los perros era una respuesta

al acto de seguir echados. Les replicamos que estaba claro el hecho de que los

animales, enfrentados al electroshock, sobre el que no ejercían control, eran capaces

de procesar información, con el resultado de que podrían aprender que cualquier

cosa que hicieran daría igual.

Ahí fue donde Steve Maier creó su brillante test: «Pongamos a los perros en ese

mismo proceso que según los behavioristas los convierte en superdesvalidos —dijo

Steve—. ¿Dicen que los perros obtienen un premio cuando se quedan quietos? Pues

bien, los vamos a premiar por quedarse quietos. Tan pronto permanezcan quietos

cinco segundos, cortaremos la corriente». Dicho en otras palabras, la prueba

consistiría en hacer deliberadamente, con toda exactitud, lo que decían los

behavioristas que había ocurrido de manera accidental.

Los behavioristas pronosticarían que la concesión de un premio por quedarse

quietos haría que los perros no se movieran. Pero Steve no estaba de acuerdo, y dijo:

«Tú y yo sabemos que los perros aprenderán que les bastará con estar quietos para

que cese el electroshock. Aprenderán que por el solo hecho de quedarse cinco

segundos inmóviles harán que cese la corriente. Así que se dirán para sus adentros:

“Eh, estoy ejerciendo todo el control”. Y de acuerdo con nuestra teoría, una vez que

los perros hayan aprendido cómo se logra ese control, no volverán a sentirse

impotentes».

Steve preparó un experimento que constaba de dos partes. Primero, los perros a

los que Steve llamaba Grupo Echado-Inmóvil, se verían sometidos a una descarga

que podrían interrumpir sólo quedándose quietos durante cinco segundos. Estarían en

condiciones de controlar los electroshocks mediante el procedimiento de permanecer

inmóviles cinco segundos. El segundo grupo, el denominado Grupo-Conexo,

recibiría la corriente cuando también la recibieran los perros del otro grupo, pero

nada que los del Grupo-Conexo pudieran hacer modificaría la situación. El paso de

la corriente sólo cesaría cuando permaneciera quieto el primer grupo. Por fin, había

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