Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
230<br />
San Isaac Jogues: “De verdad, bajo la influ<strong>en</strong>cia de ese terrible odio de los<br />
salvajes, yo sufrí de frío más de lo que se pueda decir, desde <strong>el</strong> desprecio de los<br />
más bajos de <strong>el</strong>los, desde la furia <strong>en</strong>fermiza de las mujeres (…) También tuve que<br />
soportar mucha hambre. Porque casi toda la carne de v<strong>en</strong>ado, y lo que <strong>el</strong>los<br />
cazaban ap<strong>en</strong>as lo <strong>com</strong>ían, lo ofrecían <strong>en</strong> sacrificio a los demonios, y pasé<br />
muchos días sin <strong>com</strong>er (…) Sufrí de mucho frío, <strong>en</strong> medio de la nieve profunda,<br />
sin nada para vestirme excepto una capa corta y raída (…) Si bi<strong>en</strong> que <strong>el</strong>los<br />
t<strong>en</strong>ían pi<strong>el</strong>es de v<strong>en</strong>ado <strong>en</strong> abundancia, muchas de las que no usaban, no me<br />
daban ninguna. A veces, por una noche extremadam<strong>en</strong>te amarga, tiritando d<strong>el</strong><br />
frío, yo cogí secretam<strong>en</strong>te una las pi<strong>el</strong>es; tan pronto <strong>el</strong>los lo descubrieron, se<br />
levantaron y me las quitaron. Eso muestra cuán terrible odio me t<strong>en</strong>ían (…) Mi<br />
pi<strong>el</strong> se partía por <strong>el</strong> frío, por todo <strong>el</strong> cuerpo, y me causaba un dolor int<strong>en</strong>so” 556.<br />
Sin embargo, después de todo esto, ¡San Isaac Jogues todavía se rehusaba escapar de estos<br />
salvajes <strong>en</strong> la primera oportunidad que se le pres<strong>en</strong>taba! Él quería quedarse y bautizar a los<br />
niños que se estaban muri<strong>en</strong>do, e instruir y bautizar a los adultos paganos que escuchar<strong>en</strong>. ¿Por<br />
qué? Si él hubiera abandonado a esa g<strong>en</strong>te, ciertam<strong>en</strong>te qui<strong>en</strong>es fueran sinceros se salvarían por<br />
ser ignorantes “sin culpa propia”, ¿no? Al fin y al cabo, no habrían sido culpables si Isaac Jogues<br />
hubiera dicho que no podía aguantar por más tiempo. ¡No! San Isaac sabía que no había<br />
salvación para <strong>el</strong>los sin <strong>el</strong> bautismo de la Iglesia y <strong>el</strong> conocimi<strong>en</strong>to de la fe católica. La sigui<strong>en</strong>te<br />
cita es una de las más interesantes <strong>en</strong> contra de la herética idea de la salvación para los<br />
“ignorantes inv<strong>en</strong>cibles”.<br />
San Isaac Jogues: “Aunque, con toda probabilidad, yo pudiera escapar [de los<br />
iroqueses] o por los europeos o por los otros salvajes que vivían a nuestro<br />
alrededor, si bi<strong>en</strong> lo deseaba, me decidí a vivir <strong>en</strong> esta cruz <strong>en</strong> la que nuestro<br />
Señor me había puesto <strong>en</strong> la <strong>com</strong>pañía de Él, y morir con la ayuda de su gracia<br />
(…) ¿Quién habría podido instruir a los prisioneros que traían<br />
constantem<strong>en</strong>te? ¿Quién habría podido bautizarles cuando estaban muri<strong>en</strong>do,<br />
y fortalecerlos <strong>en</strong> sus torm<strong>en</strong>tos? ¿Quién habría podido verter sobre las<br />
cabezas de los niños las aguas sagradas? ¿Quién habría podido ocuparse de la<br />
salvación de los adultos moribundos, y después de la instrucción de los que<br />
estaban bi<strong>en</strong> de salud? De hecho, yo creo que aqu<strong>el</strong>lo sucedió no sin una<br />
provid<strong>en</strong>cia singular de la divina bondad, que yo cayese <strong>en</strong> manos de estos<br />
mismos salvajes (…) Estos salvajes, lo debo confesar, a regañadi<strong>en</strong>tes y de mala<br />
gana me han perdonado la vida hasta ahora, por la voluntad de Dios, para que<br />
así, a través mío, aunque indigno, <strong>el</strong>los pudieran ser instruidos, pudieran<br />
creer, y ser bautizados, ya que muchos de <strong>el</strong>los están predestinados para la<br />
vida eterna” 557.<br />
www.vaticanocatolico.<strong>com</strong> Derechos reservados © 2004-20011 www.vaticancatholic.<strong>com</strong>