Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Descargar el Libro en PDF aquí - Vaticanocatolico.com
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
68<br />
P. de Smet, 9 de diciembre de 1845: “… más de un c<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ar de niños y once<br />
personas de edad fueron bautizadas. Muchos de estos últimos [los ancianos],<br />
que fueron llevados sobre pi<strong>el</strong>es de búfalo, parecía que sólo esperaban esta<br />
gracia antes de ir a descansar <strong>en</strong> <strong>el</strong> s<strong>en</strong>o de Dios” 195.<br />
En este punto, <strong>el</strong> lector también querrá mirar la sección de San Isaac Jogues y San Francisco<br />
Javier más ad<strong>el</strong>ante <strong>en</strong> este libro.<br />
En la vida extraordinaria d<strong>el</strong> misionero irlandés San Columbano (543 a 615 d.C.), leemos acerca<br />
de una historia similar de la provid<strong>en</strong>cia de Dios queri<strong>en</strong>do llevar a todas las almas de bu<strong>en</strong>a<br />
voluntad al bautismo.<br />
“[Columbano dijo]: ‘Hijos míos, hoy podrán ver un antiguo jefe picto, que ha<br />
mant<strong>en</strong>ido fi<strong>el</strong>m<strong>en</strong>te toda su vida los preceptos de la Ley Natural, llegar a esta<br />
isla; él vi<strong>en</strong>e a ser bautizado y morir’. Inmediatam<strong>en</strong>te, se vio un barco acercarse<br />
con un hombre viejo y débil s<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> la proa, que fue reconocido <strong>com</strong>o <strong>el</strong> jefe<br />
de una de las tribus vecinas. Dos de sus <strong>com</strong>pañeros lo pres<strong>en</strong>taron ante <strong>el</strong><br />
misionero, a cuyas palabras escuchó con at<strong>en</strong>ción. El anciano pidió ser<br />
bautizado, e inmediatam<strong>en</strong>te después exhaló su último suspiro y fue <strong>en</strong>terrado<br />
<strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo lugar” 196.<br />
El Padre Point, S.J. fue <strong>com</strong>pañero d<strong>el</strong> P. de Smet <strong>en</strong> las misiones a los indios <strong>en</strong> <strong>el</strong> siglo XIX. Él<br />
cu<strong>en</strong>ta una historia muy interesante acerca de la resurrección milagrosa para <strong>el</strong> bautismo de<br />
una persona que había sido instruida <strong>en</strong> la fe, pero murió al parecer sin recibir <strong>el</strong> sacram<strong>en</strong>to.<br />
Padre Point, S.J., citado <strong>en</strong> La Vida d<strong>el</strong> Padre de Smet, edición inglesa, pp. 165-166:<br />
“Una mañana, al salir de la iglesia me <strong>en</strong>contré con una mujer india, que dijo:<br />
‘Tal persona no está bi<strong>en</strong>’. Ella [la persona que no estaba bi<strong>en</strong>] no era todavía un<br />
catecúm<strong>en</strong>o y yo le dije que iría a verla. Una hora más tarde la misma persona<br />
[que vino y le dijo que la persona no estaba bi<strong>en</strong>], que era su hermana, vino a mí<br />
dici<strong>en</strong>do que <strong>el</strong>la había muerto. Corrí a la ti<strong>en</strong>da, con la esperanza que <strong>el</strong>la<br />
pudiese estar equivocada, y <strong>en</strong>contré una multitud de familiares alrededor de<br />
la cama, repiti<strong>en</strong>do: ‘Está muerta – no ha respirado durante algún tiempo’. Para<br />
asegurarme, me incliné sobre <strong>el</strong> cuerpo; no había ninguna señal de vida.<br />
Reproché a estas exc<strong>el</strong><strong>en</strong>tes personas por no haberme <strong>com</strong>unicado la gravedad<br />
de la situación, y agregó: ‘¡Que Dios me perdone!’ Entonces, con cierta<br />
impaci<strong>en</strong>cia, dije: ‘¡Orad!’ y todos cayeron de rodillas y oraron devotam<strong>en</strong>te.<br />
”Me incliné nuevam<strong>en</strong>te sobre <strong>el</strong> supuesto cadáver y dije: ‘La túnica negra<br />
está <strong>aquí</strong>: ¿deseáis que os bautice?’ En la palabra bautismo vi un ligero temblor<br />
d<strong>el</strong> labio inferior; luego ambos labios se movieron, dándome a <strong>en</strong>t<strong>en</strong>der que<br />
<strong>el</strong>la quería. Ella ya había sido instruida, por lo que la bauticé al instante, y <strong>el</strong>la<br />
www.vaticanocatolico.<strong>com</strong> Derechos reservados © 2004-20011 www.vaticancatholic.<strong>com</strong>