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I la sigue".53 Cuando el ciclo es descontinuado, cuando se vende no<br />

para comprar otra mercancía, sino para reemplazar la forma mercancía<br />

por la forma dinero, el poseedor de mercancías petrifica la<br />

moneda convirtiéndola en tesoro al inmovilizar el oro y la plata<br />

I<br />

i<br />

1<br />

,<br />

bajo la forma de unidad metálica acuñada.<br />

La forma primitiva de la riqueza es la retención de lo superfluo,<br />

de lo que no es consumido de inmediato. Se trata de bienes, de<br />

valores de uso que salen del marco de lo inmediatamente necesa-<br />

rio, y.que pueden ser cambiados o almacenados en espera de satis-<br />

facer necesidades posteriores.<br />

Al progresar la producción mercantil y el intercambio, el afán<br />

de riqueza se aleja de las primeras formas -vestidos, adornos, gana-<br />

do, etcétera- para individualizarse en un objeto especial, el dinero,<br />

que como equivalente general y expresión del valor de las restantes<br />

mercancías es, a su vez, manifestación de la riqueza social. El<br />

dinero es "la mercancía por excelencia, que encierra en estado<br />

latente todas las demás, el medio mágico que puede transformarse<br />

a voluntad en todas las cosas deseables y deseadas".54<br />

Si en los inicios de la circulación de mercancías, los valores de<br />

uso sobrantes son convertidos en dinero, en moneda inactiva y<br />

atesorada, en etapas posteriores el oro y la plata vienen a ser<br />

"expresiones sociales de la abundancia o de la riqueza".s5<br />

Con el desarrollo de la producción de mercancías, el productor<br />

necesita moneda petrificada para la satisfacción de compras futu-<br />

ras que a veces no están coordinadas con las ventas de sus propias<br />

mercancías y que, en múltiples casos, dependen del azar. A esto<br />

debe agregarse el desmedido afán de riqueza qÚe es sin duda el<br />

acicate máximo del atesoramiento, su estímulo más sobresaliente.<br />

Ante la posibilidad de retener la mercancía en su forma de valor o<br />

de valor de cambio, se despierta la codicia por el oro, el deseo de<br />

retenerlo en algunas de sus formas. Marx recoges6 las alusiones<br />

que respecto a tan ambicionado metal hizo Colón en una de sus<br />

cartas escritas desde Jamaica en 1503 y que decía: " ¡Cosa maravillosa<br />

es el oro! Quien tiene oro es dueño y señor de cuanto<br />

I apetece. Con oro, hasta se hacen entrar las almas en el paraíso."<br />

1<br />

l<br />

La propensión a atesorar no tiene, por naturaleza, regla ni medi-<br />

da, es inmensa. Cualitativamente no tiene límite, porque tampoco<br />

3~arlos Marx, El capztal, t. 1, p. 88.<br />

54 Federico Engels, citado en Curso superior de economía, p. 89.<br />

55Carlos Marx, El capital, t. 1, p. 88.<br />

56~arlos hlarx, El capital, t. 1, p. 89.

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