Manual sobre las metodologías para la recolección de datos a

496 ESTADÍSTICAS DEL TRABAJO INFANTIL
abolir y prevén el establecimiento de una edad mínima de admisión al empleo o trabajo
como norma. No obstante, el convenio permite la flexibilidad en el tratamiento de los
niños y las niñas, incluyendo una distinción en las edades mínimas para diferentes tipos
de actividad. Por ejemplo, el artículo 3 declara que la edad mínima para los trabajos que
puedan dañar la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y niñas deben ser los 18 años;
mientras que los 13 o incluso los 12 años pueden ser una edad aceptable para el «trabajo
ligero», que no es probable que dañe la salud o el desarrollo de los niños y las niñas, o que
afecte a su asistencia o rendimiento escolar.
El Convenio núm. 182 y la Recomendación núm. 190 de la OIT son complementarios
tanto al Convenio núm. 138 como a la Recomendación núm. 146. El Convenio
182 demanda la acción inmediata para erradicar las peores formas de trabajo infantil
(incluyendo la esclavitud, la servidumbre por deudas, el reclutamiento forzoso de niños
y niñas para utilizarlos en conflictos armados, la utilización de niños y niñas para la
prostitución o pornografía, el tráfico de estupefacientes, y el trabajo que es probable
que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y niñas) para todos los niños
y niñas menores de 18 años de edad. La Recomendación 190 enumera varios elementos
que hay que tener en cuenta para fijar la lista de trabajos peligrosos, incluyendo la exposición
al abuso, el trabajo subterráneo o bajo el agua, a alturas peligrosas o en espacios
muy reducidos, el trabajo que implique equipos o herramientas peligrosas, ambientes
nocivos o sustancias peligrosas, o cualquier trabajo bajo circunstancias particularmente
difíciles, como horas excesivas o estar recluido en el local del empleador. Por lo tanto, el
trabajo infantil por abolir puede describirse como aquella actividad que no se ajusta a los principios
expuestos en las Convenciones y Recomendaciones, es decir, que el niño o niña está por debajo de la
edad mínima para una ocupación o un tipo de actividad determinados, o que los realiza en unas condiciones
que hacen que una actividad resulte peligrosa para adolescentes e interfiera en su asistencia y
rendimiento escolar.
I. Horas de actividad
La información sobre las horas de actividad se ha clasificado de forma cruzada por sexo, edad,
situación de la familia, ocupación, rama de actividad económica, categoría en el empleo, y
otras características socio-demográficas; esto permite hacer varios tipos de análisis para las
políticas sociales y familiares. No obstante, hay que tener en cuenta que la variable de horas
de actividad mide el tiempo en que se realizó el trabajo, más que la eficiencia o intensidad
del mismo (aunque en el caso de los niños y las niñas, refleja el uso relativo del tiempo comparado
con otras actividades como la escuela y el ocio y el impacto que puede tener sobre
estas actividades). A menudo se suelen utilizar dos conceptos para «horas de actividad».
Estos son «horas efectivas de actividad» y «horas habituales de actividad».
a) Horas efectivas de actividad
Este término es acumulativo; se refiere al número real de horas trabajadas durante períodos
normales de trabajo, las horas adicionales trabajadas además de las horas de un período
normal de trabajo (generalmente mejor pagadas que las normales, o pagadas como «horas
extra»), el tiempo que se pasa en el lugar de trabajo en actividades como la preparación
del lugar de trabajo, reparaciones y mantenimiento, preparación y limpieza de las herramientas,
y la preparación de recibos, hojas de asistencia e informes. El concepto de «horas
efectivas de actividad» se extiende a todo tipo de empleo (remunerado, por cuenta propia
o no remunerado) y la medición de las horas efectivas de actividad se basa en el mismo
período de referencia.