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EstudiosLasalianos 17 - Hermanos de las Escuelas Cristianas

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CAPÍTULO 2 - LA SALLE: INSERCIÓN SOCIAL Y LABORAL Y CAPACITACIÓN CRISTIANA<br />

cuencia, cosa para sacerdotes y seminaristas. Lógico: nadie mejor que ellos<br />

para administrar la catequesis.<br />

Moralizar<br />

Pero, para salvarse, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> conocer <strong>las</strong> verda<strong>de</strong>s fundamentales <strong>de</strong> la<br />

religión, había que practicar lo que en el tiempo se llamaban <strong>las</strong> verda<strong>de</strong>s<br />

prácticas, es <strong>de</strong>cir, <strong>las</strong> que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> creer, había que vivir. En otros términos,<br />

la educación también tenía que moralizar.<br />

De allí que, por la buena educación, en términos amplios, era necesario<br />

enseñar a vivir lo que es digno <strong>de</strong> un buen cristiano; a ser mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> vida;<br />

a llevar vida plenamente cristiana; en síntesis, a ser persona pía, justa, <strong>de</strong><br />

bien.<br />

En términos particulares, la moralización se expresaba positivamente bajo<br />

variadas formas: educar en <strong>las</strong> buenas costumbres; ejercitar en <strong>las</strong> virtu<strong>de</strong>s<br />

cristianas; inculcar una conducta, una disciplina cristiana; enseñar a cumplir<br />

los <strong>de</strong>beres con Dios, con los <strong>de</strong>más y consigo mismo. Y cuidar <strong>de</strong><br />

conservar, si posible, la inocencia bautismal <strong>de</strong> los niños, cuidado que<br />

Demia llegaba a afirmar como el primer fin <strong>de</strong> la educación (cf. Germain,<br />

1972, p. 76).<br />

La moralización <strong>de</strong>bía inspirar, en un primer momento, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto<br />

<strong>de</strong> vista negativo, un profundo horror al pecado, sobre todo a la impureza.<br />

Y se manifestaba también en actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>fensivas, como la atención<br />

para evitar que los alumnos leyeran libros perniciosos, que podrían llevar<br />

al libertinaje, entendido al mismo tiempo como contestación a la ortodoxia<br />

y como inmoralidad.<br />

Defen<strong>de</strong>r la fe católica<br />

Hablando <strong>de</strong> la educación en la Francia <strong>de</strong>l siglo XVII, no hay que olvidar<br />

la presencia combativa y proselitista, en el país, <strong>de</strong> los protestantes calvinistas,<br />

conocidos localmente por hugonotes y también <strong>de</strong>nominados:<br />

los <strong>de</strong> la R.P.R. (Religión <strong>de</strong> los Pretendidamente Reformados). Esta realidad<br />

exigía <strong>de</strong> la educación católica, y <strong>de</strong> su instrumento que es la escuela,<br />

otro papel más: el <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la fe católica, ser arma <strong>de</strong> combate, un<br />

dique más para represar la ola reformista. Y eso <strong>de</strong> doble forma.

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