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EstudiosLasalianos 17 - Hermanos de las Escuelas Cristianas

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94<br />

CAPÍTULO 5 - EL MAESTRO, UN HOMBRE COMPROMETIDO POR ENTERO<br />

214-215). De esta manera, ¿cómo podían <strong>de</strong>sarrollar una enseñanza <strong>de</strong><br />

calidad? 35<br />

b. En segundo lugar, Francia vivía un cristianismo combativo, que buscaba<br />

catequizar a la sociedad en un contexto <strong>de</strong> contrarreforma.<br />

La sociedad francesa era cristiana por antonomasia, pero su Iglesia estaba<br />

profundamente dividida; <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la jerarquía católica se vivía una fuerte<br />

lucha interna entre perspectivas teológicas contrapuestas y, a<strong>de</strong>más, <strong>las</strong><br />

autorida<strong>de</strong>s civiles y eclesiásticas mantenían una tensión violenta con los<br />

protestantes 36 . En ese contexto, la escuela constituía un medio para “salvar”<br />

al pueblo <strong>de</strong> su ignorancia, a un tiempo espiritual y material. Pero,<br />

entre tanta confusión, ¿qué podían ofrecer maestros poco instruidos a<br />

niños <strong>de</strong> familias generalmente analfabetas y pobres?<br />

c. En tercer lugar, la sociedad francesa, profundamente <strong>de</strong>sigual y encasillada,<br />

no ofrecía alternativas para una población mayoritariamente<br />

empobrecida.<br />

Mientras un porcentaje mínimo <strong>de</strong> la población francesa tenía acceso a los<br />

bienes culturales, la mayoría, perteneciente al Tercer estado, apenas alcanzaba<br />

<strong>las</strong> condiciones mínimas <strong>de</strong> supervivencia. En una sociedad cuya esperanza<br />

<strong>de</strong> vida era <strong>de</strong> veinticinco años, con una mortalidad infantil elevada<br />

y sin mayores recursos <strong>de</strong> higiene y salud, lo importante era sobrevivir.<br />

35<br />

Mucho antes <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong> la experiencia escolar <strong>de</strong> La Salle en Reims, Charles Démia (1637-1689)<br />

en Lyon había tomado conciencia <strong>de</strong>l pobre nivel <strong>de</strong> formación <strong>de</strong> los sujetos con quienes iniciaba el<br />

trabajo en <strong>las</strong> escue<strong>las</strong> parroquiales <strong>de</strong> su ciudad. En un documento que escribió a <strong>las</strong> autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Lyon solicitando el establecimiento <strong>de</strong> un seminario para la formación <strong>de</strong> maestros <strong>de</strong> escuela, afirmaba:<br />

“Este empleo es expuesto al <strong>de</strong>sprecio, y muy a menudo ejercido por miserables, <strong>de</strong>sconocidos<br />

y gente sin prestigio que no pue<strong>de</strong>n inspirar la piedad, la capacidad y la honra<strong>de</strong>z; que comúnmente<br />

jamás <strong>las</strong> tendrán, a menos que <strong>las</strong> conocieran, y hubieran sido formados en una casa establecida para<br />

este efecto” (cf. Poutet, 1994, p. 155).<br />

36<br />

Con la revocación <strong>de</strong>l Edicto <strong>de</strong> Nantes (1685) “… se crearon más problemas <strong>de</strong> los que se solucionaron<br />

ya que los hugonotes habían hecho una notable contribución a la educación en Francia y el<br />

cierre <strong>de</strong> sus escue<strong>las</strong> no hizo más que agravar la situación. Esto no se resolvió en modo alguno por<br />

el edicto real <strong>de</strong> 1698, que <strong>de</strong>cretó que todos los niños entre <strong>las</strong> eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> siete y catorce años <strong>de</strong>bían<br />

asistir obligatoriamente a <strong>las</strong> escue<strong>las</strong> católicas. Sencillamente, no había equipamientos disponibles.<br />

El <strong>de</strong>creto legislaba que había que nombrarse una persona para el cargo <strong>de</strong> superinten<strong>de</strong>nte para<br />

cada distrito escolar, a fin <strong>de</strong> supervisar la colecta <strong>de</strong> fondos y la enseñanza <strong>de</strong> la lectura, la escritura<br />

y la doctrina católica, pero nada <strong>de</strong> todo ello sucedió” (Bowen, 200, p. 165).

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