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bloch-principio-esperanza-III

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49. PARADIGMAS DE LA TRASPOSICIÓN DE FRONTERAS: FAUSTOcontra; por esta razón fue condenado a navegar hasta el fin de lostiempos por los mares. Como capitán de la hybris Ulises muere, peroen Dante nos aparece como el primer hombre titánico, cuya procedenciase halla en el caballero, no en el personaje pasivo. Ulises es elprimer personaje hecho de la esencia monomaniaca, de la incondicionalidadque más tarde nos aparecerá en Don Juan y en Fausto, yque arrojarájas sombras de su comicidad en Don Quijote.Este viajero es extraño, y no sólo lleva en sí su propia nudosidad.Porque, a la vez que Fausto, se vislumbra aquí también de antemanouna persona real: Colón. Para ninguno de los dos dio motivo ni el Uliseshomérico ni tampoco su posterior versión helenística y romana.El viajero homérico, es verdad, fue ampliado y M. Terencio Varrónescribió un Ulises vez y media que pintaba al protagonista navegandoen singladuras errantes durante otros cinco años. Luciano concentróen el visionario Ulises su sátira del viaje, la Vera historia referida apaíses occidentales fabulosos. Pero todo ello era sátira, no admiración;la madurez literaria postuma del personaje paciente era la deun barón Münchhausen, no la del valor desbordado. En Homero, esverdad, Ulises se pone de nuevo de viaje, pero de ninguna manera enun viaje voluntario para cumplir el cometido que el augur Tiresias lehabía confiado en el Hades {Odisea, XI, 119 ss.): ponerse otra vez enruta y seguir caminando con un remo al hombro, hasta que alguien lepreguntara qué extraña clase de pala de grano llevaba consigo, paraluego hacer un sacrificio a Poseidón. Pero lo que Ulises recuerda así yrelata a Penélope, anunciándolo como una nueva separación {Odisea,XX<strong>III</strong>, 267 ss.)'**', no se refiere, sin embargo, de ninguna manera, auncuando significa un peregrinaje hacia lo lejano y desconocido, a lanavegación, y menos aún a la intención de seguir al sol, como ocurreen Dante. El viaje, al contrario, lleva a un país tan lejano a la navegaciónque se tiene a un remo por una jabalina; y, sobre todo, no actúala hybris. Al contrario, se trata de aplacar a un dios poderoso, inclusoquizá de extender su culto; éste es el motivo principal de esta nuevasalida conformista''^. Entre los pasajes homéricos en tierra firmey los puramente marítimos y audaces de Dante no existe conexiónalguna, a no ser, como presume Filaletes, la puramente formal deque Dante entremezcló oscuramente el viaje al averno de Ulises conel viaje posterior profetizado por Tiresias. Pero esta sedicente mezcla46. Cf. Homero, Odisea, versión de C. García Cual, Alianza, Madrid, 2004, pp.2.1,3 ,ss.47. Cf. F. Dornsciff, «Odysseus' letzte Fahrt»: Hermes (19.37), pp. 3,S1 .ss.17

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