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bloch-principio-esperanza-III

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46. PARADIGMAS DE LA VIDA ARRIESGADA Y DE LA VIDA FELIZTantas cosas pendientesEl camino hacia nosotros mismos no es, por eso, nunca seguro. Tambiénel tipo burgués, tan angosto por otra parte, tiene que vacilaraquí: mueve la cabeza y ve en lo más menudo, al menos, una posibilidad.Qué es más deseable, ¿enraizarse o cambiar de lugar, cambiarde posición? El cambio mantiene joven, pero el sedentario llega conmás facilidad a una edad provecta. ¿Qué es mejor, golpear a un niñollevado por la cólera o de manera fría? ¿Qué es mejor para los nervios,esperar siempre lo malo o siempre lo bueno? Y es así que lo mássimple no es sencillo cuando se trata de realizarlo, y que todo pasoda que pensar.Vestido demasiado abrigadamenteY además, sobre todo, ¿debe sernos cómoda la piel? Según se hace lacama, así se duerme; pero ¿es que se quiere dormir, y dado el caso,de qué manera? Quien madruga, acaba pronto muchas cosas y tienetambién pronto el goce del trabajo hecho. Sin embargo, puede tambiénhaberse empezado demasiado apresuradamente, de tal suerte queal término del día o incluso de la vida se arrepienta uno de haberseentregado con inmadurez, de haberse fijado antes de tiempo. Si, alcontrario, se comienza al término del día, y más aún, al término de lavida, hay poco motivo, es verdad, para arrepentirse de haber obradoapresuradamente o inmaduramente, pero, en cambio, se ve uno privadodel hermoso y largo tiempo, y ante tantas cosas inacabadas, elfinal próximo puede constituir un tormento. A ello hay que añadir,desde luego, que es bueno el descanso tras el trabajo realizado; y,sin embargo, ¿desemboca verdaderamente el trabajo en el descanso?¿No enerva la vida tranquila? ¿No es más deseable una vida excitada,desasosegada o incluso arriesgada? En sí lo que más deseable aparecees un lecho blando. ¿Pero también un cuerpo, un músculo, un hombreblandos? No, ciertamente; son contraproducentes un exceso delana y de mantequilla, y sólo los golpes educan. Y, sin embargo, tantolo hogareño como lo endurecedor, lo duro y lo desbocado puedenatraernos y ofrecernos un punto de referencia; no hay duda de quetanto en la pluma como en el acero puede esconderse una seducción.Nos encontramos aquí con dos caminos, de los cuales ha podido decirseprecariamente: el comodón aspira a una dicha blanda; el valeroso,a una vida arriesgada. Aiiora bien, ¿esta última no hace tambiéna los suyos dichosos, o eslá escrito en alguna parte que s(')lo la dicha17

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