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bloch-principio-esperanza-III

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51. FRANQUEAMIENTO Y MUNDO HUMANOmuchos, el que se cuenta en el libro De los tres siglosjoaquinita y rosacruz Sperber:(1660), delCuando, en 1596, se encontró inopinadamente en Jerusalén una capillasin puerta, se oyó en el interior una dulce armonía semejante auna música angélica o celeste. No había duda alguna de que, dentrode pocos años, comenzaría el nuevo saeculum y una época gozosa, enla que se escuchará con constante alegría del corazón toda la músicaceleste, de la que la música terrena es sólo el comienzo.Y aquí puede también recordarse, en un ámbito ni mucho menosherético, la exclamación que, según se cuenta, dio Pío IV al oír la Missapapae Marcelli de Palestrina: «Un Juan en la Jerusalén terrena nosbrinda aquí la sensación de aquel cántico que el apóstol Juan percibióun día con arrobamiento profético en la Jerusalén celeste»^^. Uneco epigonal de esta especie se encuentra todavía en el Palestrina dePfitzner, al final del primer acto, cuando se presenta la creación de laMissa papae Marcelli: la voz de un ángel, primero; después, la de varios,y después, profundidades alucinantes de coros angélicos cantanla frase musical al «inspirado». Un trasfondo de soberanía celeste, enel que todavía se cree verdaderamente, se persigue en los trítonos ma^jestuosos de Bruckner, un eco de voces de querubines parece reflejarseen el tránsito en quintas de las octavas que recorre su Te Deum. Claroy fuera de toda discusión, aunque hasta hoy no haya desaparecido deltodo, es el elemento mítico hipostasiado en la orientación desiderativatanto astral como cristiano-astral. No obstante lo cual, no debeignorarse lo positivo en este desesperado mito astral de la música; lopositivo, que consiste en que la destrucción de este mito, y sólo ello,significa la apertura humano-utópica. Es preciso apreciar exactamentelo positivo de un correlato formal de verdadera música pensado entoda su dimensión, pero debe ser apreciado con una transformaciónutópico-concreta de su función orientada al macantropos. Hay, sinduda, estrellas en el sonido, pero son estrellas que sólo se han constituidocomo nombres humanos. Hay, sin duda, órdenes subhmes enla teoría de la armonía y en el contrapunto, pero se llaman Mozarto Bach o Beethoven, y su contenido es el existere exteriorizado através de estas categorías, en el médium próximo del sonido. Hay,sin duda, una relación transparente, si no de la armonía, sí del ritmoy del contrapunto, pero su vivencia no procede de la estructura des-7,V VcMsi- vol. 2, pp. 426 s.177

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