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bloch-principio-esperanza-III

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IMÁGENES DESIDERATIVAS DEL INSTANTE COLMADOTodo está dirigido al futuro, «en el que se acabarán para nosotros todaslas fatigas», toda tonalidad representa algo. «¿Piensas que no puedover lo que ocurre en tu corazón?», pregunta Rocco a Leonor; y en elmomento se concentra la escena y cuatro voces construyen una purainterioridad. «Es algo maravilloso lo que pasa en mí, el corazón se mecontrae», comienza el cuarteto, el andante sostenuto de un canto queno canta más que su propia maravilla trazada sobre un fondo oscuro.Marcelline lo canta para Leonor y la <strong>esperanza</strong> ilumina el objetivo enun gran peligro. «Me resplandece un arco iris que reposa en nubesoscuras»; es en este resplandor donde habla la misma Leonor, en elaria más precisa de la <strong>esperanza</strong>, por encima de las oscuras tonalidades,vuelta hacia abajo, hacia el destino de los agobiados. La luz deldestino se muestra ya en la maravilla temerosa con la que comienzael cuarteto, se muestra en el aria de Leonor, en el coro de los presos,cuando, no sólo Leonor y Florestán, sino todos los estigmatizados dela tierra alzan la vista a la aurora de la mañana. El destino luce, sinembargo, alto y deslumbrante en el éxtasis febril de Florestán comola misma Leonor; en él hay que contar el grito visionario «a la libertad,a la libertad en el reino celestial», tal y como asciende con cadenciassobrehumanas, desintegrándose en la impotencia, aniquilándose.Hasta que, después, comienza el monodrama subterráneo, la escenade la más salvaje tensión, Pizarro delante de Florestán: «Un asesino,un asesino tengo ante mí». Leonor cubre a Florestán con su cuerpo,dándose así a conocer, mientras tiene lugar un nuevo asalto asesino,la pistola que apunta a Pizarro: «Un paso más y eres hombre muerto».Si no aconteciera otra cosa del espíritu y del ámbito de acción deesta música, el disparo sería el símbolo y el acto de salvación, su tónicasería la respuesta a la apelación y la llamada desde un <strong>principio</strong>.Pero, por razón del espíritu y del ámbito de acción necesariamenteapocalípticos de esta música, esta tónica encuentra un símbolo procedentedel Réquiem, más aún, de la Pascua secreta en el Dies irae:la señal de la trompeta. Si se la interpreta externamente, partiendode la anterior indicación de Pizarro, tan sólo como una advertenciadesde las almenas, esta señal anuncia literalmente tan sólo la llegadadel ministro a las calles de Sevilla; pero, sin embargo, como tuba mirumspargens sonum, anuncia en Beethoven una llegada del Mesías.Y así resuena en la profundidad de las mazmorras, en las antorchasy luces que acompañan hacia arriba al gobernador, en la alegría inefablesin reservas de la música de Beethoven, en el «bendito sea eldía, bendita la hora» en el patio transfigurado de la fortaleza. Fue ungran acierto de Mahler ejecutar la tercera obertura de Leonor entre202

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