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bloch-principio-esperanza-III

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49, PARADIGMAS DE LA TRASPOSICIÓN DE FRONTERAS: FAUSTOaquí un final; lo incondicionado, tal y como es alcanzable para elhombre, surge como isla estética encantada en el océano del enigma.De ahí la última sabiduría de Próspero:Como la fantasmagoría de edificios en el aire,se hundirán y desaparecerán un díalas torres coronadas de nubes,los palacios suntuosos, los templos sublimes,la tierra entera y los que la habitan.Nada, ni un soplo, quedará de esta vanagloria.Estamos hechos de la materiade la que se hacen los sueños, y nuestra corta vidala abarca un sueño^'.Sueño por doquier, todo un mundo de embromados, como el mismoFálstaff dice, y también el círculo aristocrático, y precisamente éste,envuelto en un sueño. ¿Puede concluirse, por ello, que esta imagengrandiosa, lúgubre y reluciente del mundo es un legado del sueñototal-des<strong>esperanza</strong>do de Hamlet, de su <strong>esperanza</strong> des<strong>esperanza</strong>da, desu utopía suspendida en sí misma.' Sí y no; sí, porque no tiene lugarninguna ruptura, y no, porque la ya indicada falta de sentido no desvaloriza,sin embargo, la apariencia mágicamente ligera de un objetivo.La melancolía de cementerio de Hamlet no alcanza ni se acercaa la veloz, relampagueante fugacidad en la isla encantada; Prósperoes tan poco premioso, que incluso su renuncia burbujea. Es un teatrorepresentado por spirits, the baseless fabric ofthis visión'', y por esose disuelven, de nuevo, en el aire, de tal suerte que incluso el paraísoque quieren hacer presente no tiene ni fundamento ni duración: pesea lo cual, el mundo de Ariel en el que se encuentran Próspero y lossuyos puede ser llamado un «permanece todavía», un «permanece»en un país fugaz y aparente, pero, sin embargo, descansando en subelleza. No se trata de un sostén triunfante, tal como lo había buscadoFausto, lejos de los trasgos y fantasmas afines de las escenas deHelena; en la isla de Próspero la existencia de Niké no tiene apoyoabsoluto. No obstante lo cual, la renuncia de Próspero no sería tanindiferente frente a la fugacidad, ni su sabiduría sería tan consoladorafrente a lo inconsolable, si la ensoñación tal y como aquí emergeno tuviera también su potencia. Y así se pone, en último término, demanifiesto que la enigmática ligereza, incluso en la renuncia de Prós-,51. Ibid.,p.^5^-3SS.• Espíritus, tejido sin fundamento de esta visión.lis

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