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bloch-principio-esperanza-III

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¡ 52. EL YO Y LA LÁMPARA FUNERARIA O IMÁGENES DE ESPERANZAtia culminar en el Romanticismo, al que Bachofen pertenece. Con locual la sedicente vida-todo, con la que se revistió a Pan, estaba sólodestinada a eliminar el mecanismo, pero no el marco gigantesco deun pasado originario, tanto prevital como post-mortal, en el cual nohabía sitio para una vida individual.No es sorprendente que incluso un pensamiento desencantado tiñeralo muerto. Cuando parecía que ya no quedaba más que fuerza ymateria, ^e presentó todavía al gran cadáver como algo hermoso pornaturaleza. De la misma manera que el pequeñoburgués comenzó asentir que su ánimo se elevaba con los Alpes, y a entusiasmarse conmontañas gigantescas y majestades orográficas, así también se poetizósu concepción mecanicista del mundo. Era una concepción que sólohabía dejado en pie los átomos, sin luz, sin sonido, y la muerte erala disolución en ellos; pero escritores materialistas populares comoBólsche, e incluso Háckel, pulimentaron la concepción con ideas deltodo, casi panteísticamente. Y el modelo aquí iba a ser legítimamenteFeuerbach, todavía influyente y no olvidado por la conciencia burguesa,ya que Feuerbach procedía de la teoría de la «unidad», y susdesencantamientos tomaron de aquí el brillo de su religiosidad terrena.Al consumirse en lo general, la vida individual gana por ellomismo lo general; una mecánica racionalizada, incluso transfigurada,acoge la vida. Así, por ejemplo, en las curiosas Coplas a la muerte, deFeuerbach, en las que el materialista hace constar que él ve «en todafuente clara la noche de la muerte en suave claror», y que ve en ellaI también «la estrella y la piedra situadas en su acta de defunción». Éstaes la última palabra de la inmortalidad y del deseo de inmortalidad,una palabra que la suprime y que, a la vez, satisface el deseo de ella.Que lo satisface concretamente, en tanto que el naturalismo sitúahasta el final «la pérfida oscuridad del más allá en la luz clarísima dela terrenidad». Al morir, el hombre se despoja, por lo demás, de sucondición limitada. Como dice Feuerbach en sus Pensamientos sobrela muerte y la inmortalidad, y lo dice sin sombra de ironía: «Quienpor virtud de la muerte se ha convertido en doctor de la filosofíadestructiva y subversiva, no siente el menor placer en comenzar aestudiar otra vez el abecedario de una nueva vida»"". En su lugar seabre un mundo sobreactual, en el cual pardcipa el individuo, por lomenos en pensamiento:101. Clf. 1,. Feuerbach, Pensamientos sobre muerte e inmortalidad, trad. y estudiopreliminar de J. L. García Rúa, Alianza, Madrid, 1993.259

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