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bloch-principio-esperanza-III

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47. PARADIGMAS DE LOS R I T M O S V O L I T I V O S Y DE LA CONTEMPLACIÓNcaminos semejantes. Esto es lo que da a la decisión su carácter filisteo,como si se tratara de un trato entre gentes conocidas, o bien de unadecisión acerca de si la moneda cae de cara o de cruz. Antes mencionamosa Nietzsche porque, en lugar de dicha de los sentidos-pazdel alma, puso Dioniso-Apolo; pero, sin embargo, la elección rígidase mantenía en pie. Una y otra vez se hizo jugar un paradigma contrael otro, una y otra vez se destruyó el paradigma creatural porel paradigma moral, o bien, en un supuesto paganismo, se literalizóla sedicente liberación de la carne respecto del espíritu. Una y otravez se intentaron síntesis, como, por ejemplo, la de que la moralidadno significa una quiebra, sino una floración de la criatura, unafloración, además, desarroUable; pensando siempre en una contraposiciónrespecto al dualismo puritano y kantiano que se nos presentaen Shaftesbury, en Rousseau, en Schiller. No obstante lo cual, tambiénla teoría de la floración nos muestra su angostura y su estatismoen la limitación de la criatura al mero sedicente egoísmo y en lalimitación de la moralidad al sedicente altruismo; lo cual permite, enuna supuesta armonía de los intereses, llevar ambos paradigmas muydifuminados a un denominador común. El dualismo, de otro lado,mantiene, es cierto, la agudeza de la encrucijada, no realiza con ellaninguna combinación, pero paga la aprehensión del hombre-criaturao del hombre inteligible con una estática tanto mayor de ambos ycon una oposición mantenida de modo completamente adialéctico.Las dos almas de Fausto se friccionan por ello estrechamente y confalsa arrogancia; en este sentido el dualismo de Kant es agrio, y el deNietzsche, salvaje. Y por eso también un Dioniso aislado-antitéticoofrece poco más que material volitivo efervescente, si bien con laadmonición del fuego. Y por eso un Apolo aislado-antitético se nospresenta, en último término, vacío de contenido, y su pureza, hechaabstracción de todo abismo, vive sólo en un cielo empalidecido. O loque es lo mismo: ni Dioniso ni Apolo son entendidos suficientementecomo proceso, como proceso utópico, sino que, como todas lascontraposiciones anteriores correspondientes, son cosificados. No estáninmersos en la corriente utópica a la que están llamados los hombresen carne y espíritu, no salen del simple pórtico en que se hallan situados.A saber, del pórtico que conduce al desconocido ser-sí-mismo,a! ser idéntico consigo mismo, en los que ya no habría escisión. Elhecho precisamente de que entre estos paradigmas hay una elección,y de que ninguna elección es satisfactoria, apunta a la constante enque ambos laboran, a lo inacabado e incógnito del ser humano. Losconceptos contrapuestos carne-espíritu, Dioniso-Apolo, sólo tienen

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