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bloch-principio-esperanza-III

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55. KARL MARX Y EL SENTIMIENTO DE HUMANIDADpero, pese a ello, o precisamente por ello, tanto más contemplativo.De todo lo cual se desprende, empero, que la afinidad de sentimiento,conciencia y conocimiento objetivo, por virtud de la cual la inteligenciase adelantó tan a menudo por la izquierda, hace también aMarx imbatible. Y ello porque el Marx no falsificado representa unmodelo harto cierto del camino rojo de la inteligencia: el modelo dela humanidad que se comprende activamente a sí misma.Esta humanidad aparece en Marx desde muy pronto y visiblementecomo esfuerzo propio y nunca decaído. Tanto porque este irasciblese sentía a sí mismo como hombre, como también porque los demásson igualmente hombres, y, sin embargo, son tratados en su mayoríacomo perros. Los que así maltratan no deben ser objeto de ningunamisericordia, sino que, al contrario, el tolerarlos sería precisamenteun comportamiento inhumano respecto a los humillados y ofendidos.Lejos se halla ya la «bondad poetificada», como Müntzer la llamabafrente a Lutero, que, tan tierna siempre para los señores, condenabatoda violencia, siempre que no procediera de éstos. E igualmente lejosse halla ya aquella especie inauténtica de espíritu conciliador que,después de Marx, se ha convertido y sigue convertido en parte dela masa gelatinosa de un perdón indiscriminado. Porque la finalidadde este espíritu conciliador es que no se tome ninguna decisiónque pudiera ser desagradable para la clase de los señores, vencidaparcialmente en 1918, y después, sobre todo, en 1945. En lugar deeste espíritu, Marx hace suya, no una humanidad general y abstracta,sino una humanidad con destinatario concreto, dirigida a aquellos queson los únicos que la necesitan. Y de consuno con Müntzer, Marxtoma también en sus manos el látigo con el que Jesús expulsó a losmercaderes del templo. Su humanidad, por eso, precisamente por serconcreta, muestra también un rasgo enconado, es decir, según el ladohacia el que se vuelva, contiene tanta ira como exhortación, y porquebusca, encuentra, comunica un factor objetivo de liberación. Marxno ve, por eso, en la miseria sólo la miseria, al estilo de los sensiblerosabstractos y también de los utópicos abstractos, sino que lo que hayde indignante en la miseria se convierte realmente en una fuerza activade la indignación contra los causantes de la miseria; de tal maneraque la miseria, tan pronto como tiene conciencia clara de sus causas,se convierte ella misma en palanca revolucionaria. Y la humanidad deMarx, la dirigida a los más insignificantes de sus hermanos, se hacevaler en la comprensión en su fundamento de la insignificancia y dela nulidad artificial de la mayoría de sus hermanos, para así hacerlasdesaparecer en su núsmo fundamento. El punto cero de la alienación4«9

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