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bloch-principio-esperanza-III

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50. PARADIGMAS DE LA TRASPOSICIÓN DE FRONTERAS: DON QUIJOTEuna vida franqueadora de fronteras y una plena existencia tiene, poreso, en Don Quijote su zona de peligro y la vertiente de un derrumbamientoabsurdo. No es que la superación constituya el desvarío,pero sí el hecho de que la superación va hacia lo excesivo y vacío, sinprestar atención a los obstáculos, sin alianza con las fuerzas impulsivasde la época. Monumentos a Don Quijote podrían encontrarseen todos Jos barrios de la bohemia; su patrono es la grandeza engañosa,insuficiente. Este Don Quijote, transformada su ingenuidaden reacción, y después en terrible reacción, alienta, empero, tambiénen las mascaradas y en las imposturas de los tiempos recientes, enel romanticismo político en su totalidad: con disfraz histórico y conaquella armadura de caballero que ya no presta su apoyo tan sólo alos perseguidos, sino al contrario. Los conjuros feudales, fidelidad,honor, caudillo, vasallos, se compadecen aquí, si no con la tendenciaeconómico-social, sí, con la embriaguez del oro y la patraña. TambiénSancho Panza, por lo menos el tan fácilmente seducible, si no elulterior gobernador con tanto sentido común, también Sancho Panzatiene aquí su lugar en tanto que creyente y en tanto que objeto de lamentira, un lugar transformado de acuerdo con los tiempos. No sinrazón se convierte el pequeño burgués prosaico y ladino en el escuderodel más loco de los hombres; precisamente su utopía (ante los ojostiene siempre una bolsa de doblones que quisiera hacer suyos de lamanera más rápida y breve) convierte al pequeño burgués en vasallode un romanticismo engañoso. El carácter prosaico no protege depor sí de la locura, sino que, al contrario, por razón de su miopía yde su credulidad —procedente en parte de la incultura, y en parte, decarencias inmediatas—, es víctima con singular facilidad de un falsoprofeta. En el original, en Cervantes, Sancho Panza es falso profeta,él mismo sin falsía, de un seductor con un alma pura; en la realidadmuchos ingenuos simpáticos se convirtieron en presa de impostoresy de la mistificación política. El retorno de Don Quijote se titula unacuriosa novela carnavalesca y profética de Chesterton^^: el retornose convirtió en asistente del fascismo, y el romanticismo político setransformó en explotación disfrazada e incluso en cloroformo. Ahorabien, desde otro punto de vista, desde el punto de vista de la purezaabstracta, Don Quijote es, sin embargo, congruentemente el patronode los idealistas sinceramente abstractos. Siempre que éstos arrastranaquí abajo lo elevado, a menudo demasiado elevado, con el fin de55. Cf. G. K. Chesterton, El regreso de Don Quijote, ed. de P. Vega, C^ítedra,Madrid, 2005.I Í7

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