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bloch-principio-esperanza-III

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fe53. CRECIENTE INTERVENCIÓN HUMANA EN EL MISTERIO RELIGIOSOsalvación (Éxodo 15, 21) y el anuncio estelar de los ángeles a los pastores,tal y como todavía hoy resuena en el Oratorio de Navidad deBach: «No temáis: os anuncio una gran alegría» (Lucas, 2, 10). Lomaravilloso sigue siendo así, en último término, el contenido dominante,más aún, el único contenido de la interrupción a la que el milagroapunta. El contenido sigue revestido de tal fuerza, que inclusoel bien en este mundo, no sólo el mal o lo inadecuado, es pensadocomo interrumpido en el milagro, en tanto que éste contiene un extremo,es decir, la naturaleza en sentido propio de lo maravilloso. Comointerrupción suprema era tenida la provocada por el arrobo místicoy lo superador sin más que aquél puede prometer, todo en medio deun momento que parece extenderse hasta hacerse eternidad. Lo superadorsin más de esta especie, es decir, de aquella que forma parteesencialmente de lo maravilloso, se encuentra expresado de la maneramás grandiosa en las palabras de Pablo: «Ni el ojo vio, ni el oídooyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para losque le aman» (1 Corintios 2, 9). Y Pablo habla también de «nuestragloria», es decir, exactamente de aquello que constituye el sueño desiderativomás radical, por ser también el más central. Tales extremosidadesy demasías, tal y como se contienen en germen en la categoríade lo milagroso, actúan en relación con el mundo dado y acontecidohasta ahora, casi de forma tan mágica como el milagro mismo. Yarespecto a lo milagroso en su versión más sencilla no puede decirseiiue todo encaje empíricamente, y por lo que se refiere a «nuestragloria» como la utopía que desvanece todo lo vano, hay todavía muchocamino que recorrer. Pero, a diferencia de la superstición delmilagro, la fe en lo maravilloso es, desde un <strong>principio</strong>, una fe de la<strong>esperanza</strong>, más aún, de lo paradójico, no una constatación real-objetiva.Es más, y a fin de eliminar aquí y en todos los aspectos el malentendidode un «ideal eterno»: la fe en lo maravilloso no implica ningunaconstatación que se refiera o pueda referirse a otra cosa que aalusiones, pre-apariencias, pre-experiencias o claves en el mundoreal-objetivo ya existente. Porque si es cierto que también el milagroposee una verdad relativa y transformada, basada en el hecho de queel mundo se mueve a saltos (saltos históricamente mediados) y haceposibles irrupciones (sin ninguna alianza con una trascendencia y siniiuervenciones trascendentes), no es menos cierto que en estos saltosy posibles irrupciones lo maravilloso tiene una pre-apariencia parcial yuna posible real-apariencia total de su contenido, siempre y en tantoi|ui- lU) se haga presente de modo total y real lo contrario de lo maravilloso,es decir, lo vano o la nada. La fe de la <strong>esperanza</strong>, con lo4.Í5

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