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bloch-principio-esperanza-III

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51. FRANQUEAMIENTO Y MUNDO HUMANOSinfonía pastoral, percibida por una afinidad selectiva con la propianaturaleza. La luz amarillenta en medio del bochorno, que adviertee interrumpe el baile de los campesinos; la doble percusión del relámpago(no del trueno), todo ello es electricidad como únicamentepuede percibirla la música bajo las apariencias, como sólo la música,ella misma arte agente, puede lograrla artísticamente. Un mundo delsonido así despertado no ha vuelto a ser alcanzado desde entonces;un mundo en el que, junto a detalles insignificantes, y en su lugar, sereproduce en la fluencia del sonido una naturaleza tanto dulce comorobusta. Con ello, sin embargo, a la vez, se había trazado, de modovarios grados inferior (también en sentido ctónico), el tema para lamúsica descriptiva romántica que iba a hacer en seguida su aparición;para el conjuro en parte problemático, en parte nebuloso y en partecrepuscular que iba a valerse de tonalidades oscuras y aspectos sombríosde la naturaleza. Y así, tras la música abismal, iban a culminaren Wagner los motivos de fantasmas y encantamientos, apenas ya enmovimientos sinuosos, sino en efervescencia, trueno, fósforo, brasae impulso. De ahí la música nebulosa y primaveral, ahora ya no gráfica,sino delirante o flotadora; la dificultosa tormenta al comienzode La valkiria, la cabalgata toscamente decorativa de las Valkirias,el encantamiento del fuego. De ahí también el comienzo primariocomo en la trifonía en mi bemol mayor de la corriente profunda delRin, de la que se eleva la música de los Nibelungos, o bien la músicabrillantemente susurrante, confusamente esquinada de la escena deErda, que se cuenta entre las más intensas resonancias de lo abismal.Se trata de toda una serie de lugares imprecisamente iluminados, deimitaciones de la naturaleza procedentes de elementos ondulantes, ydirigida a lo ensoñado y místico: todo ello, pese al «naturalismo» conel que Hans Sachs golpea los zapatos de Beckmesser y los enanos deAlberich martillan sobre sus yunques. En Wagner la música descriptivaes siempre en lo esencial crónica, la luz en la que tiene lugar esresplandor de fuego de las profundidades, un resplandor que continúasiendo el más fuerte, también allí donde se desborda en el amadojúbilo primaveral o en la luz de una campiña de primavera. A diferencia,a su vez, de las tonalidades de la naturaleza o de las naturalezastonales del tardorromanticismo, que permanecen más en la superficieo en la luz. Así, por ejemplo, en Strauss, el maestro de la superficie,en los tonos extraños de su Don Quijote, que reproducen los balidosde un rebaño de ovejas. Así en Mahler, el maestro de lo navideño, inclusoen la primavera, cuando deja que penetren sones de la naturaleza,siempre con la visión de la luz y del liberador. Curiosamente noISl

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