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bloch-principio-esperanza-III

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IMÁGENES DESIDERATIVAS DEL INSTANTE COLMADOentendía, a veces, lo demoníaco oscuro y favorable también como independientede valores; para él es demoníaco todo lo que surge conla potencia de la naturaleza inmediata, bien sea algo pavorosamentemonstruoso, bien sea algo visionariamente divino. En <strong>principio</strong>, élmismo lo rechaza para sí: «Ello no está de acuerdo con mi naturaleza,pero a ello estoy sometido». Ni siquiera lo pone en relaciónesencialmentecon la excelencia o con lo productivamente significativo, y suspalabras resuenan terriblemente proféticas:La manera más espantosa de manifestación de este algo demoníacotiene lugar cuando se revela de modo preponderante en un hombrecualquiera [...] No son siempre los hombres más excelentes ni en espírituni en talento, y muy raramente los que se recomiendan por labondad de su corazón; pero de ellos parte una fuerza increíble y ejercenun poder inaudito sobre todas las criaturas, incluso sobre los elementos.¿Y quién puede decir hasta dónde se extenderá esta influencia?Todas las fuerzas morales unidas no pueden nada contra ellos; envano la parte más lúcida del hombre quiere desenmascararlos comoengañados o impostores, porque la masa es atraída por ellos.Pero si Goethe trata así de alejar de sí lo demoníaco, manteniéndoloa una discreta distancia de lo excelente, hay que decir, sin embargo,que posteriormente eliminó, de nuevo, ambas limitaciones,poniendo en relación con lo demoníaco naturalezas descollantes y,sobre todo, la más alta productividad, es decir, también la suya propia.Goethe denominó demoníacos a Federico II, Pedro el Grande,Napoleón, Byron, Mirabeau, y no sólo por su pasión y su energía,sino también por su insuperable seguridad. La vinculación con lo demoníaco,sin embargo —hacia el lado, desde luego, del frenesí lúcido—,se hace perfecta en la producción poética: «En la poesía haysiempre algo demoníaco y, sobre todo, preferentemente, en la poesíainconsciente, en aquella en la que todo entendimiento y toda razónapenas si tienen algo que decir, y que, por eso, actúa por encima detodos los conceptos». Y con toda decisión a Eckermann, en marzo de1828, en relación con la pubertad repetida:La productividad de especie superior, el aperfu significativo, la invención,la gran idea que produce frutos y trae consecuencias, nadade ello se halla en el dominio de nadie y se alza por encima de todapotencia terrestre [...] Es afín a lo demoníaco, que hace prepotentementecon ello lo que le place, ese algo demoníaco al que se entregainconscientemente, mientras cree actuar por propio impulso'-.32. Cf. J. P. Eckermann, Conversaciones con Goethe, ed. y trad. de R. Sala, Acantilado,Barcelona, 200,S.SO

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