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bloch-principio-esperanza-III

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IMÁGENES DESIDERATIVAS DEL INSTANTE COLMADOlos trabajadores. Es preciso, por tanto, una concomitancia al menosde sentimiento, conciencia, y, sobre todo, conocimiento, para volverlas espaldas al propio ser social anterior. Con el efecto significativo ycontrastador que implica ser consciente de no pertenecer ya a un sersocial que durante tanto tiempo ha sido el ser social propio; de talsuerte que, a trechos, se hace patente la situación que el Manifiestodel partido comunista describe y pone al descubierto, no sólo psicológica,sino objetivamente:En épocas, por fin, en las que la lucha de clases se acerca a su decisión,el proceso de disolución dentro de la clase dominante, dentro detoda la vieja sociedad reviste un carácter tan violento, tan penetrante,que una pequeña parte de la clase dominante se separa de ella y sealia con la clase revolucionaria, con la clase que lleva en sus manos elfuturo"*.Si bien, desde luego, este amenazador abandono de su clase porparte de lo mejor de la inteligencia juvenil, esta consecuencia de lavisión de las ruinas, de la visión del futuro y de humanidad, provocatambién un movimiento manipulado en dirección contraria. El másviolento de estos movimientos ha sido el fascismo, pero ya muchoantes de él tuvieron lugar obnubilaciones más sutiles, que después semantuvieron con él y que hoy reviven en sus renuevos. Todas ellas tienende común el desviar reaccionariamente los impulsos que llevan ala profesión de fe socialista, y ya que no se puede escamotear a Marx,se le minimiza todo lo posible, privándole incluso, incredibile dictu,de todo rasgo revolucionario. Y así se hace de Marx algo así comouna especie de pariente venido a menos de Kierkegaard o también dePascal; Marx no es propiamente un «rebelde de la economía», sinosólo digno de nota como un contemplativo. Muy de acuerdo con locual, y muy consecuente en su intención de enmascarar la banderaroja, un existencialista llamado Knittermeyer ha podido escribir quea Marx no se le hace «justicia», «si se grava sin más su obra con loque hoy es puesto en escena como ideología comunista». Y Heideggermismo, en el lucus a non lucendo denominado Carta sobre el humanismo^'^'',podía —al menos en la época de la desnazificación— acariciarcon aires de superioridad a un Marx castrado o decapitado.196. K. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido comunista, en Obras escogidas,Akal, Madrid, 1975, vol. I, p. 32.197. Cf. M. Heidegger, Carta sobre el humanismo, trad. de H. C:orrés y A. Leyte,Alianza, Madrid, 2002.488

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