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bloch-principio-esperanza-III

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IMÁGENES DESIDERATIVAS DEL INSTANTE COLMADOSecularización y la fuerza de ponerse en pieLo humano tiene que ser sacado al aire fresco y vigoroso, a fin de quecamine y de que, al fin, salga del modo interior, larga y muy vanamentepredicado. A veces se dice, sin embargo —aunque, bien es verdad,en lugares más que sospechosos—, que un proceso así no es unasalida, sino un hundimiento. Lo que se pone en pie sólo sirve, porasí decirlo, para pasar del caballo al pollino y de éste al peatón plebeyo.Se ha llegado incluso a hablar de un espacio consagrado, quese ha aminorado irrespetuosamente, «mundanizándolo». Esto últimoes también denominado, en razón de sus antecedentes históricos, secularización,aunque en un sentido menos peyorativo. El Estado, enefecto, convirtió en seculares toda una serie de tierras, bienes y derechoseclesiásticos: en Alemania en 1648, y más radicalmente 1803;en Francia en 1789 y, por último, en 1906. Sin embargo, la secularizaciónse ha hecho peyorativa al referirla una moda reaccionaria aMarx, sólo porque Marx ha puesto muchas cosas en pie; pese a lospies que las llevan, tales cosas no serían más que second hand, comodicen los americanos, que tienen razones para saberlo. Pensemos en elhombre o incluso en su vida bienaventurada: ¿no aparecía todo elloantes de Marx mucho más elevado, más subfime, y no ha sido Marxquien lo ha relajado? ¿No se ha convertido la vida bienaventuradaen una mera vida feliz e incluso una vida que sólo tiene presenteslos bienes materiales? ¿No vende Marx, se preguntan los empleadosbancarios de la idea, valores elevados a precios más que rebajados,y asequibles, por ello, a demasiada gente, bajando en la misma proporciónla calidad? Un malbaratador de esta especie, entregado a laliquidación, no es tomado en consideración afortunadamente por conocedoresde la mercancía, por conocedores, por así decirlo, de lasmercancías de antes de la guerra; sino que el verdadero amante delhombre y de su salvación retrocede a las verdaderas fuentes del suministro,encontrándolas allí donde la canción política no parece habersido entonada aún, ni menos entonada con tonalidades discordantes.De esta manera se quita muy elegantemente a Marx de encima, y, sinembargo, con sentido de la aurora, de un nuevo comienzo. Sólo queesta aurora ha lucido en dempos lo más remotos posible, y el nuevocomienzo se encuentra tras nieblas sagradas, en lugar de encontrarseen el sedicente tiempo postumo de hoy. Se intenta incluso presentara Marx como una figura decadente, o por lo menos formando partede la «civilización», en el mal sentido de esta palabra. Así como,en dempos, se distinguió reaccionariamente entre poetas y escritores,492

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