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bloch-principio-esperanza-III

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55, KARL MARX Y EL SENTIMIENTO DE HUMANIDADSU proclividad al engaño como la misma falta de sueños. Esta última,con su mantenerse-en-sí o unida a un realismo que sólo parece serlosi es resignado, es precisamente la situación predominante de muchoshombres, pensantes pero poco cognoscentes, en una sociedad sinperspectiva (junto a la abundancia de imprecisión). Todos ellos estándominados por una aversión frente a todo lo que sea adelante y miradahacia adelante, si bien en distintas proporciones y con diferentetemor. Una humildad semi-helénica y una cautela semi-positivista sontraídas por los pelos, a fin de construir, por así decirlo, una parábolaantimarxista, basándose en el hecho de que a nadie le es dado ver loque hay a la vuelta de la esquina: todo ello para mantener la interesadafalta de sueños. Siendo así que incluso la verdad del hecho deque no se puede ver lo que hay a la vuelta de la esquina pierde valorcuando se utiliza un espejo. Y, sobre todo, si no se puede ver, sí sepuede oír lo que hay a la vuelta de la esquina, es posible escuchar haciadónde se dirige la tendencia tras la próxima vuelta del camino, esposible promover activamente esta vuelta dialéctica, y precisamentela razón posee un sentido acústico para significaciones, como se ponede manifiesto en sus mismas raíces etimológicas. Pero la falta de sueñoscomo destino sigue frenando, en tanto que la esquina, o más bienla situación no-burguesa y desagradable de antemano que se encuentraa la vuelta de la esquina, nos es presentada como algo escatológico,de tal suerte que la humildad helénica se resiste a la petulanciacristiana. O más bien, no a ésta como la voz de Patmos, sino sólo ala escatología que, una vez más, es identificada con el marxismo. Taly como si el marxismo fuera un supramundo lleno de arrobos simplistas,y no, muy precisamente, este mundo mismo en un análisispenetrante de sus impulsos, en una anticipación controlada de sus posiblesbuenos frutos. En consideración a sus incómodos diagnósticosy predicciones, este factor de precisión puede aparecer justamente,no sólo como horadante, sino exactamente como penetrante; en unasituación, sobre todo, en la que la riqueza alimentada por la imprecisióny un brillo externo macabro oculta el vacío propio del crepúsculofrente a la plenitud —por muy duro que sea su orto— del mañanapróximo. Aquí la carencia de sueños hacia adelante aparece, porasí decirlo, bajo un aspecto filosófico, pero ofreciendo, sin embargo,muy poca protección filosófica verdadera; no contando con las cosasque van a venir. En este escepticismo voluntario-involuntario eltemor ocupa el lugar de la <strong>esperanza</strong>, y en lugar de la aprehensióndel futuro como la mayor dimensión del presente, como Leibniz dice,lo que tenemos es un anti-final; hasta llegar a la separación, cuando499

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