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bloch-principio-esperanza-III

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IMÁGENES DESIDERATIVAS DEL INSTANTE COLMADOtacada de alguna manera de estas formas mismas, ni menos atin de lamúsica del universo en la que durante tanto tiempo se creyó, sino delos grandes músicos y de su «todo», ese «todo» que se ha objetivadoen esas formas. Luego un contrapunto puede quedar referido, ciertamente,si no a un reino de leyes superiores, sí, sin embargo, al contenidosujeto-objeto utópico-tonal tal y como se articula en Mozart,Bach o Beethoven; y es por virtud de este elemento interno comoresuena un universo. ¿Y el supuesto templo universal que resuenacomo música? Este supuesto templo desempeñó su papel, en tantoque impidió que quedara reducido a la esfera privada tonal un arteal parecer tan vinculado a la subjetividad como la música. Esto fue lomejor para lo que sirvió y podía servir la armonía de las esferas: paraemancipar a la música de la mera luz interior e incluso de la merapsicología. Pero si incluso la arquitectura según «medidas cósmicas»no olvidó nunca que estaba orientada a necesidades sociales y a medidashumanas, menos aún la música, que está referida como ningúnotro arte al sujeto latente y al objeto que le corresponde totalmente.El lenguaje buscado y pretendido en la música se halla, por eso, porencima de las denominaciones existentes y también por encima de loque ellas designan como habiendo llegado a ser: y lo está en muchamayor medida que cualquier otro arte. La música sobrepasa los contenidossentimentales conocidos, como sobrepasa todo lo llegado aser firme y claro en la escenografía: también aüí, como, por ejemplo,en la canción, oratorio u ópera, cuando la música parece resonar sólocomo acompañamiento de un texto. La música refleja la realidad enel aura de las manifestaciones de su «naturación»; un aura no refrenadani enmarcada pictóricamente, y a menudo ni siquiera poéticamente.Lo que el sonido oído reproduce de esta suerte, en una diccióntan cargada de afecto como iluminadora, es raíz intensiva, tendenciasocial señalizada, o bien —en múltiples pastorales— un mundo de lanaturaleza escuchado como sonido, nuevamente descosificado. Comoentusiasmo también por las leyes del pentagrama, y precisamente poreste entusiasmo, la música lleva a expresión el lenguaje presentido delo que llena el seno humano y el seno afín a lo humano de la existenciaentera; y, en consecuencia, también de todo lo que pertenece a lainquietud impulsiva y a la posibilidad crepuscular in realitate. Aquíla música se halla amenazada, sin duda, tanto por el calor animal enrazón de su intensidad, como por su excesiva apertura, por su elementotodavía indistinto en relación con su gigantesco horizonte; noobstante lo cual, ambas vertientes son el lado sombrío (sólo provisional)de su capacidad de expresión tan profunda y tan audaz. Y, sobre178

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