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con el de la historia y el de la economía política. Guando en
1814 le fué devuelta la libertad, recorrió la Alemania y la
Inglaterra, donde añadió á sus conocimientos la ilustración fru­
to de los viajes. Restituido á su patria, fué promovido al gra­
do de capitán en su antiguo regimiento de Asturias, y después
al de comandante, con arreglo á la costumbre establecida de
dar un ascenso á todos los oficiales destinados á la guerra de
América. El elevado espíritu de Riego no podia transijir con
la marcha que seguían los hombres de Fernando, y menos ha­
biendo observado en los países que habia recorrido durante su
emigración, un orden de cosas diverso, aun en estados que co­
mo el nuestro se llamaban absolutistas. Inflamada su alma ge­
nerosa con la idea de dar la Libertad á un pais mas atrasado que
él, olvidó en su entusiasmo la distancia que le separaba del
vulgo, y de aquí sus indudables errores, dignos de censura en
buena hora mirados bajo un punto de vista, pero no menos
dignos de respeto si se los considera bajo otro, bajo el en que
se deben apreciar los estravíos del patriotismo. Las obras ó co­
lecciones biográficas publicadas entre nosotros en la última época
constitucional, si es que acaso merece este nombre el triste tiem­
po que atravesamos,no han dedicado una sola página, sino solo
por incidencia, á la ilustre memoria de Riego (1), y ese desden es
altamente injusto. De él se ha dicho que no tenia cabeza, cuan­
do lo único que debia decirse es que la tuvo y muy ilustrada,
habiendo solo echóla pequeña un corazón demasiado grande.
El corazón: hé aquí la clave única que nos puede en él dar
(1) Hablo de las colecciones publicadas por los moderados, tales como
la Galería de españolas contemporáneos , ¿os Personajes célebres del siglo
XIX, la Biografía contemporánea universal, etc., donde figuran Corta
v. gr., Tacón y el Padre Cirilo, y se olvida el nombre de Riego, hablando
solo de él al descuido, y casi siempre para despedazarla.