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Enlonces fué cuando acabando de elaborarse, por decirlo
así, las causas que debian producir en España un sacudimiento
espantoso, tuvo entre nosotros lugar el alzamiento contra los
franceses.... La insurrección tenia en Sevilla una fuerza de ac­
ción formidable, y unidos al antiguo reino de que es metrópoli
los de Jaén y Córdoba, habiau estos desde luego confiado á sus
manos la dirección de los tres. Granada por causas particulares
constituyó su junta independiente de la de Sevilla, prefiriendo
rejirse por sí á reconocer la supremacía que la corporación se­
villana quería abrogarse. Distinguiéronse los granadinos por
numerosos rasgos de patriotismo y desprendimiento, rivalizan­
do con la capital en virtudes cívicas, y en ofrecerlo todo por la
patria, los pueblos de la provincia. Joven y acalorado como el
que mas el personaje que nos ocupa, contribuyó por su parle
al alzamiento con el mas ferviente entusiasmo, trocando su cá­
tedra de filósofo por la tribuna del patriota, como dice un es­
critor francés, y fundando un diario para excitar al Pueblo á
perseverar en la lucha. La desigual contienda en que la nación
se empeñaba, exigia imperiosamente emplear toda suerte de me­
dios para el mejor resultado. Finalizada la guerra con la Gran
Bretaña, creyeron nuestros padres oportuno entenderse con
aquella nación, y esplotar los recursos de una alianza en pro de
la causa común. La provincia de Asturias, así como habia sido
la primera en alzarse, fuélo también en enviar sus comisionados
á Londres, siguiendo después los de Galicia y los de otras pro­
vincias. Sevilla, como mas cercana á Gibraltar, se puso en co­
municación con Dalrymple, gobernador de esta plaza; y Grana­
da por la misma razón pensó desde luego en hacer otro lauto.
Nombró, pues, un representante, y ese representante, ese agen­
te, fuélo el joven y ardiente patrióla cuya biografía escribimos.