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Y desde entonces los de Bessieres pudieron respirar á sus
anchas, y en prueba de que no tenían castigo mayor que temer,
autorizóse á los espatriados y á todos los que andaban escondidos
por efecto de aquella intentona, para impetrar la real
clemencia, lo cual equivalía á indultarlos. Y con esto y con
transferir ^'Consejo de Estado, compuesto de los hombres
mas furibundos, la mayor parte de las atribuciones de la Junta
arriba nombrada, compuesta de otros mas tolerantes, espiró
dignísimamente en los brazos de la reacción este año de anomalías
, de vaivenes en todos sentidos, y (en todos sentidos
también) de presidios y de cadalsos.
Y el nuevo Consejo de Estado quedó instalado con toda
solemnidad el 16 de enero de 1826, y entre los hombres que lo
componían figuraban el arzobispo de Toledo y el celebérrimo
obispo de León, locos casi de puro furiosos, particularmente
el segundo; y también Calomarde y Erro, y los duques del
Infantado y San Carlos, de los cuates es difícil decir cuál merecía
mas el dictado de realista 1
á lo Robespíerre. Y el consejo
declaró al instalarse su nuevo sistema político, reducido á conservar
Tieso el absolutismo real, sin consentir que so preleslo alguno
fuese por nadie menoscabado. Y bastante se decia con esto
á quien lo quisiera entender, y de aquí las felicitaciones con que
saludaron al rey los apostólicos de las provincias por la instalación
del tal cuerpo.
Y reanimáronse los terroristas con tan buen comienzo de
año, y reanimóse á la par la teocracia de los conventos con la
ceremonia solemne de ver al general de los Dominicos fray
Joaquín Briz, y al de Carmelitas Descalzos fray Manuel Regidor,
cubrirse de Grandes de España en presencia de S. M., y
de primera clase por cierto. Y no era esta la primera vez que se