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33b' TiniOS Y THO Y A NOS
das épocas al nombre de este personage, me servirá de escusa
sin duda si me he detenido en contemplarle bajo todos sus pun­
tos de vista, excediendo los límites prescritos á la naturaleza de
esta obra, y repitiendo una porción de ideas que sobre la índo­
le de ciertos acontecimientos tenia anteriormente emitidas. En
lo que me resta hablar de él, aprovecharé todavía algunas de las
especies contenidas en el mismo opúsculo; pero solo en cuanto
lo exija la marcha de los sucesos, los cuales serán nuevamente
los que con arreglo á mi plan, figuren siempre en primera
línea.
Las elecciones para las Cortes de 1822 dieron el triunfo,
al partido exaltado. Componían el Congreso entre otros 27 abo­
gados, 6 médicos, 27 empleados inferiores, 7 comerciantes, 30
militares, 16 propietarios de la clase media, 26 sacerdotes, de
los cuales ninguno era obispo, y 3 títulos solamente, uno de
ellos grande de España, cual era el duque del Parque, perso­
nage del cual he hablado ya al tratar de las cosas de Bayona, y
que ahora habia sido elejido por lo caliente de sus opiniones y
por su cualidad de Presidente de los Socios de la Fontana. A
su lado y mas ferviente que él, figuraba Alcalá Galiano, habien­
do su admisión dado lugar á un largo y empeñado debate, por
hallarse á la sazón suspendido de su empleo de intendente de
Córdoba y mandado procesar por el gobierno, á consecuencia
de la parte que habia tomado como autoridad en los secesos de
Andalucía. Su triunfo, no debiendo en rigor sentarse en loses-
caños del Congreso si habia la ley de imperar, dio una idea
patente, inequívoca, del matiz liberal predominante en la nue­
va representación nacional, siendo el tal Galiano en aquella épo­
ca uno de los tribunos mas acalorados, cuando no el mas cala­
vera de todos, aunque él diga ahora que no. El ex-gefe poli-