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ia cobrado mas aumento de fuerza un poder enemigo de ellos
en grado muy superior al en que lo eran los vencidos restau­
radores de la libertad española. Las leyes habian salido victo­
riosas de la tentativa hecha para hollarlas; pero se veia robus­
ta la planta del que tenia claro interés en conculcarlas hasta re­
ducirlas á polvo. Los que habian llevado lo peor se sujetaron,
no sin señales de hacerlo con coraje y deseo de venganza.
Imprudentes los parciales de los ministros, y no previendo los
daños y peligros que de allí á poco sintieron, denostaban á los
caidos, achacándoles contra toda verdad y justicia los mas per­
versos intentos, y celebrando que se les hubieran frustrado.
Esto mismo hubo de creer Arguelles, receloso como quien mas,
y terco en no desistir de una opinión formada, siquiera fuese
una sospecha concebida sin suficiente fundamento.»
El resultado de todo esto fué quedar los constitucionales
desde entonces grave y profundamente divididos para no volver­
se á unir nunca, al menos de un modo estable, ni aun en mo­
mentos del mayor apuro para la causa de la Libertad, dejene-
rando sucesivamente así el uno como el otro bando hasta ser
lo que en nuestros dias, en que como á su tiempo veremos
Dios solo sabe ya lo que son, conviniendo no obstante el uno
de ellos en rendir culto á los principios del orden, ó á los que
él denomina así, hasta rayar en absolutista, y el otro en entre­
garse al progreso hasta precipitarse en lo anárquico, con bas­
tante buenos gefes aquel y este con menos hábiles caudillos, si no
es que la mayor subordinación de que está dolado el primero
le dé sobre el segundo la ventaja de una mas espedita direc­
ción , como tengo para mí que es lo cierto. Fuera de esto, si-
allí hay mas cabeza, aquí en cambio hay mas corazón, «así CO­
MO también mas virtudes, mas abnegación y heroísmo, siendo