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298 TIRIOS Y TROYANOS,
no ser tan resuelta como yo al principio creía, hagamos á la
vez infecundo el principio que la combate, y con esto esos po­
bres liberales de todos matices y temples volverán á engrescar­
se otra vez, y en tanto que ellos gasten sus fuerzas en dañarse
recíprocamente, yo por mi.parte emplearé las mias en fastidiar
á todos por igual, ó no seria cierto el adagio de que en todo
rio revuelto es del pescador la ganancia. Siga pues, el caos ade­
lante. ¿No acaban de decirme las Cortes que ese ministerio que
hoy tengo ha perdido la fuerza moral 9
. ¿No he consultado sobre
el particular al Consejo que me lo propuso, y no me ba dicho
ahora ese Consejo que lo debo reemplazaren el acto? Pues ya
que así lo quieren ambos cuerpos, ya que los mismos mi­
nistros me han pedido que los sustituya, y ya en fin, que asi
me conviene que desde luego se verifique, démosles gusto muy
enhorabuena, y al díantre con el tal ministerio, que siempre
está en mi mano en todo caso nombrar otro cien veces peor.»
Dijo: y el dia 8 de enero de 1822 admitió la dimisión de
Feliu, Vallejo, Salvador y Bardají, aunque no sin decir que ce­
día á la fuerza de las circunstancias, quedando por lo demás
satisfecho de los buenos servicios de los cuatro, de su adhesión
al Código político, de la lealtad á su real persona, y. Je su celo
por el bien público. Era esto á la sazón que en Cádiz agonizaba
la insurrección, y tanto que al dia siguiente dio sus últimas bo­
queadas, habiendo asi seguido el ministerio mientras su perma­
nencia en el poder ofreció pretesto al barullo, y muriendo de
mano airada cuando todos le daban obediencia... cuando, como
ya arriba he dicho, podia ser útil al orden de una manera de­
finitiva (1)!!!
(1) Acaso digan muchos que discurro de un modo poco parlamentario,
pues si el ministerio habia recibido de las Cortes un voto de censura tan es-