SÉ - DSpace CEU

no entiende nadie este teclado sino yo y solamente yo, y puesto
que lo entiendo... ¡qué dianlre! déjame obrar según mi capri­
cho, que al cabo yo soy yo y tú eres tú, y D. Miguel es un buen
muchacho, y yo me intereso por él, y gobiérnate tú en tu casa
como yo me gobierno en la mia, y viva el despotismo y se
acabó.
Y el gabinete de las Tullerías convencióse de que Fer­
nando estaba de razón hasta el cuello, y si no se convenció
enteramente, dejóse al menos de reclamar y de hacer nuevas
observaciones.
Y con esto dio fin este año, y empezó su dignísimo curso
el de 1827.
Y con las deferencias del rey á los hombres del parti­
do carlista , envalentonáronse estos, y asi nada tiene de es­
traño que la Sociedad del Ángel esterminador se atreviese desde
principios del nuevo año á dar un paso mas en el proyecto da
elevar al trono á D. Carlos, declarando sin rebozo su idea y
quitándose del todo la máscara. Y en electo: una federación
nominada de realistas puros publicó un manifiesto solemne, en
el cual hablaba de la necesidad de dar un sustituto al monarca
en la persona de su digno hermano; y con esto y con los chis­
pazos de conspiración que en los meses del año anterior se
habian anunciado en varias pariesen el sentido de aquel escrito,
podia verse ya en lontananza el gran levantamiento carlista que
debia luego estallar en los montes del Principado.
Y Fernando no queria que las cosas llegasen á un estremo
como ese; y una cosa era escitar motines que pudiera dominar
á su tiempo cuando no los necesitara para sus fines particula­
res, otra encender una insurrección que pudiera al fin serlo en
masa y poner su trono en peligro. Y sí señor: hasta el mismo